Lo que empezó como una serie de eventos trágico-cómicos con la alcaldesa de Puerto Morelos, Blanca Merari Tziu Muñoz, ahora pasó a ser una serie de terror.
Y es que, Doña Blanca ha emprendido una batalla frontal y de acoso laboral en contra de muchos funcionarios, entre ellos, León Alejandro Salas Licea, director de Bomberos.
El pecado de Don León es hacer su labor y no meterse en apoyar sus actividades de lucimiento personal de la Alcaldesa, y menos quiere sumarse a su campaña de proselitismo político.
Y que todo empezó cuando Salas Licea apoyó firmemente a otro candidato en la pasada elección, y pese a que supuestamente había un acuerdo con él de llevar la fiesta en paz, la Presidenta Municipal ha arreciado la persecución laboral en contra el Director de Bomberos.
Por si fuera poco, Blanca Merari, vuelve “hacer gala” de prepotencia y la falta de sensibilidad política, que sun sus principales “instrumentos” con los que quiere imponer su liderazgo político, tratando con despotismo a los trabajadores municipales.
Y ahora, Doña Blanca ha vertido su ira contra el Director de Bomberos, quien como muchos otros, están siendo objeto de presiones, ello por el advenimiento de los tiempos políticos y electorales de las próximas elecciones del 2024.
Y en sus afanes reeleccionistas, Doña Blanca, omite que León Alejandro Salas Licea goza de reconocimiento local, nacional e internacional por su trabajo.
De hecho, Don León el año pasado, en el “Día del Bombero”, recibió el reconocimiento a su labor de altruismo, que ha posibilitado donaciones sin fines de lucro del sector hotelero de Puerto Morelos, y ha logrado que los recursos federales invertidos en ese rubro, representen una mejora a los espacios, equipo y bienes que utilizan los bomberos, que realizan una labor sumamente peligrosa.
Por si fuera poco, Blanca Merari que no ha gestionado debidamente recursos estatales para canalizarlos al departamento de los “traga-humo”.
En cambio, la Presidenta Municipal anda en busca de eventos de toda índole, sobre todo en Playa del Carmen y Cancún. Ahí es atenta y cordial, y no deja ver a sus guaruras que no permiten que ningún ciudadano se le acerque
Y ahí sigue.