No es que Morena tenga un trabuco en Quintana Roo.
Lo cierto, es que los de guinda parecen intratables en la entidad y sin rival enfrente, ya sea del PAN, PRI o PRD o todos juntos.
Pero, no es porque Morena en Quintana Roo tenga liderazgos sociales arrasadores o haya “importado” garbanzos de a libra de otros partidos.
La principal fortaleza de Morena es Carlos Joaquín.
El Gobernador, que inició como perredista, para luego ser panista, arrasó con PAN y PRD en Cancún y Chetumal, que serían por número de habitantes y participación nominal, respectivamente, las principales plazas electorales del estado.
En Cancún, el gobernador no se preocupó, y menos se ocupó, se generar un “cuadros competitivos”. En realidad, políticamente abandonó la plaza, y en los hechos, se la entregó a Morena.
Mientras que, en Chetumal, que fue la clave de su triunfo en 2016, Carlos Joaquín terminó descalificado por los capitalinos.
Es asombrosa la secuencia de cómo el electorado chetumaleño, que le otorgó el triunfo al “cozumeleño” en 2016, y le dio totalmente la espalda en 2018, 2019 y 2021.
Y Carlos Joaquín dejó sin opciones al PAN y PRD para 2022.