Cancún se ha convertido en el epicentro del COVID -19, no solo en Quintana Roo, si no en toda la península de Yucatán.
De entrada, parecería, que el Gobierno federal lo ha dejado a su suerte. El titular de Sectur, Miguel Torruco no esta dando respuestas, mientras que el “superdelegado”, Arturo Abreo, está “guardado”.
El Gobierno del estado se ha desmarcado de Benito Juárez. No tiene un representante con peso político ante la emergencia. De hecho, jamás lo ha tenido. En tanto, el gobernador Carlos Joaquín ha asumido la contingencia desde un esquema estatal y general.
Queda a la presidente municipal, “Mara” Lezama, asumir el liderazgo en Cancún. Se trata de mucho más que un reto personal. De la crisis económica, que empeora cada vez más, se ha pasado a una emergencia de salud.
Cancún, como nunca, requiere de un liderazgo enérgico, eficiente y humano. No puede ser de otra manera.