Ya era hora de que regresara Ana Patricia Peralta como presidenta municipal. Pablo Gutiérrez se tomó muy en serio eso de ser “encargado” del despacho.
Asumió su encargo como si le dijeran “ahí te encargo”. En realidad, tomó a la ligera la responsabilidad de estar al frente de la ciudad más importante del Caribe mexicano, aunque sea por un periodo relativamente corto.
Además de tomarse la foto, como si fuera una especie de precampaña para lo que sigue, Pablito II apenas volteó a ver la ciudad y mucho menos se preocupó después de lo que pasaba más allá de la Kabah.
Servicios que no pueden descuidarse quedaron, de plano, olvidados.
Pablo se preocupó bastante por cuidar su silla, pero deberá esforzarse mucho más si pretende ascender a la primera división.