Si bien Mara Lezama goza del poder casi absoluto, a la vez, de manera irónicamente contradictoria, gobierna sin partido y sin diputados.
Ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, el caudillo de cadillos, se atreve a gobernador sin partido ni diputados.
El presidente nacional de Morena, Mario Delgado y el coordinador de los diputados del partido, Ignacio Mier, son figuras claves de la 4T en el contexto nacional.
Pero Mara Lezama camina sola.
La presidenta de Morena, Johana Acosta, está en lo suyo, que no se sabe bien a bien qué es, y el coordinador de los diputados morenistas, Humberto Aldana, está en su agenda de nueva celebridad.
Si bien habría quien asegura que Mara no lo necesita, el Gobierno estatal transita sin partido ni congresistas, lo cual termina generado vacíos.
Por ejemplo, ni Morena ni los diputados están acompañando el incremento de impuestos ni las propuestas de gasto social.
Ante este vacío, las voces de inconformidad, obvio, de los empresarios de la “industria” hotelera, empiezan a imponer su narrativa contra el aumento de impuestos.
Se diría que Mara tiene un equipo sin media ni delantera, al tener un partido y diputados casi de ornato sin una función específica en el gobierno de la 4T de Quintana Roo.
No se puede gobernar sin hacer política.