Suena a perogrullada, pero el rezago urbano de Cancún es abismal.
Falta desde acotamientos en la carretera Cancún-Leona Vicario y pasos de desnivel en la cruceros conflictivos de la ciudad, hasta equipamiento en materia de seguridad pública y pavimentación en colonia periféricas. En fin, el municipio de Benito Juárez enfrenta históricas carencias.
Pero, la 4T ve otras “necesidades” en Cancún.
La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), incluyó al estadio “Beto Ávila” de Cancún, junto con los de Villahermosa y Campeche, en un paquete de inversión al que le “metería” al menos 219 millones de pesos.
El “Beto Ávila” es propiedad del Gobierno estatal y sede de los Tigres de Quintana Roo.
Pero, el representativo quintanarroenses en la Liga Mexicana de Beisbol no es propiedad del Gobierno del estado o del ayuntamiento de Benito Juárez. Sus dueños son un grupo de empresarios encabezado por el mítico Fernando Valenzuela.
Las propuestas para la construcción de este estadio van desde los 72 millones de pesos hasta los 202 millones.
La 4T tiene sus prioridades.