Ha habido “luchas” postelectorales referentes y hasta históricas en Quintana Roo.
Destacarían las encabezadas por Lázaro Blanco, en Felipe Carrillo Puerto, a principios de los noventas, o Juan Ignacio “El Chacho” García Zalvidea en Cancún, en los albores de los 2000.
Pero, lo “lucha” postelectoral de Laura Beristain, es un laberinto, que además va al despeñadero.
El único incentivo de las protestas de Laura es su propio voluntad, casi necedad, de seguir otros tres años al frente de la comuna playense.
Pero, en términos reales, la “rebelión” beristanista tiene profundas carencias.
De entrada, carece de apoyo popular.
Pero además es evidente el desaire entre los liderazgos locales de Morena. No se le visto a Óscar Cantón o Humberto Aldana. Tampoco hay pronunciamiento en el Congreso del estado y donde hay un mayoría morenista.
Y ya hasta perdió la mayoría del Cabildo.
Los saldos de la lucha beristanista son negativos y no se ve por ningún lado que siga como alcaldesa de Playa del Carmen.