Una de las acciones urgentes en Morena, tras el desastre de la selección de candidatos a alcaldes síndicos y regidores es la renuncia de su presidenta estatal, Anahí González.
Ni modo, a la joven morenista le quedó muy grande la silla.
Y tan grande le quedó la silla, que en la toma de la sede de Morena (en Chetumal) sólo atinó a contemplar tan patético espectáculo.
Pero, además, ya está totalmente rebasada para asumir la responsabilidad de la operación cicatriz que tanto urge a Morena-QR.
Y menos puede seguir al frente de Morena, cuando en su mensajes en “redes” para llamar la unidad, se da como varios “tiros al pie”.
Destaca el tremendo derrapón, al decir que “el boicot y la ambición por el poder no son aceptadas por los distintos sectores de nuestro partido”
Y remata:
“Aceptar las condiciones de la convocatoria, acatar los resultados de las encuestas y cumplir el compromiso de avanzar en unidad”.
Su siguiente texto, debería ser una carta de renuncia inmediata e irrevocable..