Como en aquellos tiempos, cuando la entonces celebridad Adal Ramones tenía un extenso y predecible “monólogo” como segmento estelar de su programa de variedades, así ha sido la “estrategia” de comunicación social del Gobierno del estado ante la crisis del COVID-19.
Cada noche un “videomensaje” y antes, las nuevas estadísticas, a través de redes sociales, del avance de la pandemia en Quintana Roo.
Pero, no hay preguntas.
No se puede saber de situaciones como cuántos respiradores hay disponibles, del crecimiento de casos de “neumonía atípica”, el manejo de los enfermos o el desempleo.
El monólogo nocturno es prácticamente el única posibilidad de los quintanarroenses para informarse del avance de la pandemia en la entidad.
Y más que informar, se “tapa la realidad con un dedo”.