¿Quién lo diría?
Roberto Borge y Carlos Joaquín terminaron siendo cómplices por una de las obras emblemáticas de la corrupción del “quinquenio del malestar”.
El entonces gobernador panista procedió contra Borge por irregularidades en la construcción del Auditorio del Bienestar, para el cual se invirtieron
244.7 millones de pesos.
Pero una cosas son las supuestas irregularidades como inflar costos y otra cosa es que haber abandonado el Auditorio sólo por caprichos y revanchas.
El inmueble presenta un criminal deterioro y sus instalaciones han quedado prácticamente inservibles tras mas de siete años en el abandono.
En su momento, Carlos Joaquín alegó que el inmueble, que incluso se consideró para usarlo para el C-5, tenía problemas estructurales y representaba un peligro.
Pero no era tan así.
Resulta que hay un estudio en el que se establece que el inmueble sí cumplía los parámetros de seguridad para funcionar cono auditorio u otra cosa.
En realidad, se trató de un despropósito de Carlos Joaquín.
El daño al patrimonio del estado fue doble: se construyó un inmueble con precios muy elevados y se dejó que se deteriora.
Carlos Joaquín debería de ser llamado a cuantas, por mucho que ahora sea de la 4T.
Y la actual administración ya debería de entrar al quite para saber lo que aún se pueda salvar.