¡Otra vez la XVII Legislatura enfrenta una polémica por los excesos de la mayoría copeteada y, claro, sobrerrepresentada, del conjunto de diputados de los partidos de la 4T!
En realidad, esta Legislatura, en la que los guindas y aliados tienen una representación real del 88 por ciento, ha sido un desfile, un carnaval de despropósitos, sobre todo en los últimos meses, con Morena al frente de la Jugocopo.
Pero, pese a que la XVII Legislatura ha sido un pasaje trágico-cómico, la elección de diputados locales quedó relegada a lo último en estas elecciones concurrentes.
Lo único que llenó la atención fue la osadía de algunos diputados de buscar la reelección, pese al triste desempeño.
Ahora, más que nunca, se debería estar bajo una escrupulosa revisión a la continuidad de la mayoría morenista o que la próxima Legislatura se convierta en un contrapeso a las excusas y ocurrencias del cuatroteísmo caribeño, que está convirtiéndose en una nada divertida versión corregida y avanzada del priismo borgista.
Pero, la renovación del Congreso del estado quedó escondida, como si no tuviera importancia. Esta Legislatura solo tuvo dos años, pero le ha dado tiempo para contener todo tipo de agravios, y el detalle es que la próxima Legislatura volverá a ser de tres años.
Pese a que la elección de diputados quedó relegada, hoy más que nunca queda demostrado que el Poder Legislativo no puede seguir siendo tratado como una manufacturera de sinsentidos y devaneos.