Por: Fabián G. Herrera Manzanilla
En Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca el 14 de Marzo 1887, nació el general Rafael Eustacio Melgar Andrade, Gobernador del Territorio de Quintana Roo, de 1935 a 1940. Quien si bien ejecutó magnas obras materiales en todo el territorio, también llevó a cabo acciones económicas, culturales y sociales en beneficio de todos los quintanarroenses.
Vino a nuestro solar por nombramiento del general Lázaro Cárdenas del Río, expedido el 17 de Enero de 1935, con quien tenía una gran amistad de años atrás que narraré en otra ocasión.
Hablar de su plausible trayectoria tanto en la Revolución y en la vida política del país antes y después de gobernar a nuestra casa en común sería muy extenso, al igual que tratar de enlistar todas las acciones y obras ejecutadas en los cinco años que duró su indeleble administración.
Él fue sin duda, un hombre ilustre en la historia local y nacional, así como un gran promotor del desarrollo no sólo de esta capital, a la cual, gestionó el cambio de su nombre primigenio por el de Ciudad Chetumal, a partir del 30 de Enero de 1937 y la transformó, junto con todo el Territorio Federal de Quintana Roo, desde que llegó el 8 de Febrero de 1935, después de ser restituido por el Presidente de la República, el general Lázaro Cárdenas, abrogando esa injusticia legal que propició el reparto de nuestra superficie territorial entre los Estados de Campeche y Yucatán en Diciembre de 1931.
Su gobierno se caracterizó por ser progresista y visionario, creó todo cuando entonces aquí no existía prácticamente nada, desde la cultura y lo que sería el folklore propiamente quintanarroense, el traje representativo que hoy nos distingue atribuible a su esposa Luz María Reguera, la Banda de Policía hoy Banda de Música del Gobierno del Estado, el embellecimiento de calles y avenidas que antes eran brechas de terracería y lodosas; escuelas, teatros, museos, cementerio, biblioteca, etc.
Es considerando además de sus grandes acciones y obras como el reivindicador de Quintana Roo, un gobernante cuyo comportamiento de buen mexicano quien dio vida a la inanimidad que prevalecía en este jirón de la patria por mucho tiempo abandonado y que llamaba la atención e interés de muchos únicamente por su gran riqueza forestal.
Todo lo que hoy existe, tiene antecedente y esencia en la encomiable labor de ese gran patriota mexicano, que para fortuna de los quintanarroenses y en momentos críticos y precarios, llegó para dirigir los destinos de Quintana Roo. Él no vino a reconstruir sino a construir lo que no había, a crear lo que no existía, así se avala en los pocos testimonios que aún están en pie producto de su acertado mandato.
Por eso desde el 8 de a Octubre de 2018 su nombre fue insertado en letras doradas en el Muro de Honor de la Sede Oficial del Poder Legislativo del Estado y en 2019 se incluyó la conmemoración de su Natalicio en el Calendario Cívico Quintanarroense.
Ojalá esta administración retome la colocación de un monumento en su honor aquí en la capital, pues es algo de elemental justicia; nuestros hermanos de la hermosa Isla de Cozumel desde 2007 tienen uno sobre el Malecón que el general Melgar les dotó y que los cozumeñelos lo rebautizaron con su nombre. Resulta rónico que sólo una arteria alejada del primer cuadro de la ciudad lleve su nombre y no exista una estatua para rendirle merecido tributo por todo lo realizado en favor de nuestro terruño y sus habitantes.
A mamera breve ilustran esta reseña, algunas fotografías que acreditan una parte de las obras que fueron ejecutadas en su totalidad durante su gobierno, en tan sólo cinco años y que algunas la mano del hombre las derrumbó injustificadamente en no más de dos años.
General Rafael E. Melgar, Gobernador del Territorio Federal de Quintana Roo, de 1935 a 1940.
Vista parcial de la Avenida de los Héroes, en la cual, sobresale una parte del primer piso del actual Palacio de Gobierno, con el parque frente al mismo y un tramo del inolvidable Malecón.
Panorámica hacia el poniente del Malecón que iniciaba desde el Muelle Fiscal y se unía con la indeleble “Explanada de la Bandera”.
La original Avenida de los Héroes de norte a sur, en la cual, resalta hacia la derecha la transformación de la misma arteria llamada primero Calle del 2 de Abril y después Efraín Aguilar, también la rampa de acceso a la Escuela Primaria Socialista “Belisario Domínguez”; en la esquina de la arteria Héroes de Chapultepec el Vivero de Cocoteros “Andrés Quintana Roo” que le dio nombre al “Hotel Los Cocos” y a la izquierda en primer plano, las casas tipo obrero de mampostería construidas en el antiguo cementerio de la capital.