Les compartimos en Café Naranjo el cuento “Picassos en el Aire” de Alberto Guerra Naranjo primera mención XXI PREMIO IBEROAMERICANO DE CUENTO JULIO CORTÁZAR (2023)
Justo en el piso ochenta y uno ocurrió el desequilibrio del andamio flotante, la bamba, el swinstage, o como quieran llamar a ese aparato; y los rodillos, los cubos de pintura y tres trabajadores cayeron al vacío, pero Urbano Téllez, en el último instante, embarrado de pintura hasta los tuétanos, logró aferrarse al andamio.
Parecía un papelito vapuleado por vientos de quince millas, a ochenta y un pisos de altura; pero estaba vivo, sin dolores, mucho mejor que sus otros colegas; al menos, no colgaba de una cuerda tres metros más abajo, como la rumana y el tailandés; ni se había hecho papillas contra el pavimento como el dominicano, quien, con su carácter de tipo explosivo y sus audífonos de empacharse el día entero con reguetones de moda, se molestaba por andar atado a la cuerda de seguridad y prefería zafarla para manejarse mejor con su rodillo sobre el andamio flotante, bamba, swinstage, o como quieran llamar a ese aparato.
Tampoco soltaba gritos de espanto como la rumana y el tailandés, ni tenía la columna vertebral averiada por la contracción repentina de la cuerda en su torso; ni el móvil, ni las llaves, hincaban sus muslos desde los bolsillos del pantalón; ni sus testículos se habían apachurrado, ni por esa causa sufría el dolor terrible del tailandés, y si soportaba un poco, aferrado como lapa a ese andamio, estaría a salvo de colgar en el vacío como sus compañeros…
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