Por Javier Chumacero/NOTICARIBE PENINSULAR
PLAYA DEL CARMEN.- Mientras los pocos turistas con sus automóviles encuentran cerrado el acceso a la calle 10, los visitantes tienen vía libre a caminar por la Quinta Avenida, con el riesgo de caer en algún hoyo, pisar la mezcla de cemento, empujar a un trabajador y respirar polvo.
Esas son las dos imágenes en la zona turística que el gobierno de Laura Beristain ha provocado. Andrea Lotito, vicepresidente de la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya, insistió en solicitar a la alcaldesa la apertura a esta vialidad.
Y otra más: los comerciantes ambulantes continúan en la Quinta Avenida aún en terracería. Dicen que no se van a ir aún, cuando uno de los compromisos de las autoridades es desalojarlos al concluir la rehabilitación en fecha desconocida.
“No nos ha ido mal. Hay muchos turistas de la Ciudad de México y de Monterrey, quienes son los que nos han dado de comer”, declara un agradecido vendedor de artesanías, apenas colocando sus productos.
Incluso, pronosticó que no les dará tiempo a las empresas constructoras de terminar de la calle dos a la calle seis antes del 15 de septiembre. Podría tener razón, ya que hay centenares de pisos de baldosas y pocos obreros.
Dijo que han intentado hablar con Beristain, “pero sus guaruras no nos dejan acercarnos”. Y de la ausencia de visitantes foráneos, señaló que “al gabacho no lo dejan salir del hotel”.
En tanto, con maderas y lo que se puede han tapado los agujeros en el camino de terracería. Los trabajadores prosiguen sus labores y los visitantes deben tener cuidado por donde caminan. Es la Quinta Avenida en tiempos de remodelación.