Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
MADRID.- “He decidido seguir, con más fuerza si cabe”. Con estas palabras, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha zanjado las dudas y ha informado de su decisión de mantenerse al frente del Ejecutivo tras cinco días de reflexión sobre su continuidad. Un periodo que abrió el miércoles por carta a la ciudadanía a raíz de una denuncia de Manos Limpias contra su mujer y en el que ha estudiado “si merecía la pena soportar el acoso” que, ha dicho, sufre su familia “desde hace diez años”. Y, pese a que ha asegurado que “esta campaña de descrédito no parará”, ha aclarado finalmente que no renuncia al cargo y ha pedido una “movilización” contra “el fango” y las “prácticas tóxicas”.
Este lunes de máximo hermetismo antes de su comparecencia (ni su círculo más cercano sabría qué ocurriría) Sánchez ha acudido por la mañana al Palacio de la Zarzuela para comunicar su decisión al rey Felipe VI, lo que hacía pensar, a priori, que podría dimitir. A continuación, se ha dirigido a La Moncloa, donde se ha reunido con su núcleo duro: la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y el secretario de organización del partido, Santos Cerdán.
Los tres, que se han enterado de la decisión de Sánchez apenas media hora antes de su comparecencia, estuvieron presentes en otro encuentro (sin el jefe del Ejecutivo) en Moncloa el pasado miércoles para analizar la carta de Sánchez a la ciudadanía, al que también acudieron el ministro Óscar Puente y el jefe de gabinete de Sánchez, Óscar López.
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Después, en una declaración institucional sin preguntas, convocada inicialmente a las 12.00 pero adelantada a las 11.00, ha aclarado todas las dudas surgidas hasta ahora. “He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno”, ha pronunciado el presidente, que ha asegurado que esta decisión “no supone un punto y seguido” sino que es “un punto y aparte”: “Se lo garantizo”.
“Asumo mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y serenidad, por la regeneración democrática y el avance y la consolidación de derechos y libertades”, y “continuar con más fuerza si cabe”, ha proseguido.
Sánchez ha reconocido que “la movilización social” y el apoyo de su partido en los últimos días han “influido” en su decisión, y en la que se ha dicho consciente de que la “campaña de descrédito” contra él y contra su mujer, Begoña Gómez “no parará”: “Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ello”. En los últimos días, el PSOE se ha movilizado animando a Sánchez a seguir y ha habido varias concentraciones el fin de semana en Ferraz y frente al Congreso para pedirle que se quedara. Ahora, en el PSOE reconocen que ahora respiran “tranquilos” y también han celebrado la continuidad sus socios de gobierno y parlamentarios, si bien con algunos matices pidiéndole algunos cambios.
Pide una “reflexión colectiva” y a la mayoría social que “se movilice”
Sánchez ha centrado toda la cuestión de su posible dimisión en los “bulos” sobre su familia y en “las reglas” del juego democrático, en una decisión de parar que, ha subrayado, es “personal” y no obedece a ninguna “cuestión ideológica”. Y, al igual que él, ha dicho, “necesitaba parar y reflexionar”, ha solicitado una “reflexión colectiva” a la ciudadanía para decidir “qué tipo de sociedad queremos ser”. Porque, a su juicio, solo hay una manera de revertir “esta situación” y es que la mayoría social “como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común poniendo freno a la política de la vergüenza” que, en su opinión, se “sufre desde hace demasiado tiempo”.
En concreto, ha solicitado “una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio”. A su juicio, llevamos ya “demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente” la vida política y pública, y ha denunciado unas “prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años”.
Por ello, ha apelado a la “conciencia colectiva” de una sociedad que, ha recordado, “supo sobreponerse” a las heridas del “peor de sus pasados”, a la pandemia o a la situación por las guerras de Ucrania y Gaza, y que “asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y libertades” para que España fuera “un referente internacional de libertades y democracia, progreso y convivencia”.
“Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido”, ha continuado el jefe del Ejecutivo, que ha denunciado que “los males que nos aquejan” forman parte de un “movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad”.
“Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia”, ha concluido, y ha pedido “poner fin a este fango de la única manera posible”: “Mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España”.
“Necesitaba parar y reflexionar”
Más allá de la decisión tomada y su apelación a la ciudadanía, Sánchez ha explicado los motivos que le han llevado a este ‘impasse’ y ha mantenido durante un tiempo el suspense sobre su decisión, que ha tardado en comunicar.
Ha recordado que el miércoles (después de que un juzgado de Madrid abriera diligencias contra su mujer, Begoña Gómez, por tráfico de influencias tras una denuncia de Manos Limpias basada en recortes de prensa) escribió una carta “dirigida a toda la ciudadanía”. En ella, ha seguido, planteaba “si merecía la pena soportar el acoso que desde hace diez años”, ha dicho, sufre su familia a cambio de presidir el Gobierno.
“Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes, entonces no merece la pena”, ha expuesto, y ha incidido en que “si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena”. Y “si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso, basado en las evidencias, entonces no merece la pena”.
“Porque por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta, y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento”, ha sentenciado. Y, por eso, ha dicho que necesitaba “parar y reflexionar” sobre todo ello.
Ha dicho ser consciente de que, en su misiva a la ciudadanía, ha mostrado “un sentimiento que en política no suele ser admisible”: “He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quien soy, sino por lo que represento, que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie”. También porque la sociedad, ha proseguido, solo “enseña y exige mantener la marcha a toda costa”. “Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar”, ha reflexionado.
Y tras asegurar que ha actuado desde “una convicción clara”, ha advertido de que “o decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país”.
Por eso, aunque ha decidido dar este paso “por motivos personales” que “todo el mundo puede entender como propios”, ha dicho, de lo que se trata no es de una “cuestión ideológica” sino de “principios que van mucho más allá de las posiciones políticas”. “Esto nada tiene que ver con el debate legítimo entre opciones políticas, sino con las reglas del juego”.
Así, ha avisado de que “se hará un daño irreparable” a la democracia si se permite que “la sinrazón se convierta en rutina”, si se consiente que “los bulos deliberados” dirijan el debate político, si se “obliga” a las “víctimas de esas mentiras” a tener que demostrar su inocencia o si se permite que “se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico, teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido”.
Con todo, ha advertido de que “exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores. Y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias”. Y así, ha planteado a la sociedad una “pregunta sencilla”, y es “si queremos esto para España”.
Terminada su declaración, Sánchez retomará su agenda pública y este martes estará presente en la reunión del Consejo de Ministros, mientras que el próximo día 2 de mayo retomará la campaña en Cataluña. Fuentes de Moncloa han reconocido que han asumido esta comparecencia, en primer lugar, “descolocados” y “sorprendidos” y han insistido en que Sánchez “es imprevisible”: “Hemos pasado de estar atónitos a eufóricos. Hemos sufrido mucho”.