EL VATICANO- Tras celebrar la misa del Domingo de Resurrección y dentro de la basílica, y no desde el balcón de la fachada de San Pedro como marca la tradición debido a que toda Italia está confinada esos días, el Papa rogó que “el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros” y destacó que “todas las personas, especialmente las más frágiles, precisan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios”.
Como suele ser habitual en los mensajes que preceden las bendiciones Urbi et Orbi de Navidad y de Pascua, Francisco repasó los males del mundo y los conflictos en curso.
“La pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; y a pesar de todo -y es escandaloso- los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan”, criticó el papa argentino “¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo! Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra. Que conceda a cuantos son prisioneros en los conflictos, especialmente en Ucrania oriental y en Nagorno-Karabaj, que puedan volver sanos y salvos con sus familias, e inspire a los líderes de todo el mundo para que se frene la carrera armamentista”, clamó.
“Me siento cercano a los jóvenes de todo el mundo y, en este momento, de modo particular a los de Myanmar, que están comprometidos con la democracia, haciendo oír su voz de forma pacífica, sabiendo que el odio sólo puede disiparse con el amor”, dijo Francisco en un nuevo mensaje al respecto de la situación en el país asiático tras el golpe de Estado del los militares.
Pidió también consuelo “al pueblo libanés, que atraviesa un período de dificultades e incertidumbres” y que “el Señor resucitado sea apoyado por la comunidad internacional en su vocación de ser una tierra de encuentro, convivencia y pluralismo”
Rogó para que “se silencie finalmente el clamor de las armas en la querida y atormentada Siria, donde millones de personas viven actualmente en condiciones inhumanas, así como en Yemen, cuyas vicisitudes están rodeadas de un silencio ensordecedor y escandaloso, y en Libia, donde finalmente se vislumbra la salida a una década de contiendas y enfrentamientos sangrientos”.
E imploró para que “israelíes y palestinos vuelvan a encontrar la fuerza del diálogo para alcanzar una solución estable, que permita la convivencia de dos Estados en paz y prosperidad”.
Y que Irak, que visitó el mes pasado, “pueda continuar por el camino de pacificación que ha emprendido, para que se realice el sueño de Dios de una familia humana hospitalaria y acogedora para todos sus hijos”
También recordó que “los pueblos de África que ven su futuro amenazado por la violencia interna y el terrorismo internacional, especialmente en el Sahel y en Nigeria, así como en la región de Tigray (Etiopía) y Cabo Delgado (Mozambique)”.
(Con información de DW)