Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
CIUDAD DE MÉXICO.- La nochebuena es una flor de origen mexicano que emigró a otras partes del mundo, donde desde hace siglos ha sido reconocida por su vivaz color y por su armónica forma, lo que la convirtió en un símbolo de la Navidad a nivel mundial.
Origen prehispánico
El cultivo de esta flor data de la época prehispánica, donde las culturas antiguas mesoamericanas la denominaron como Cuetlaxóchitl, nombre que proviene de la unión de dos palabras, “Cuetlaxtli” que significa cuero y “Xóchitl” que significa “flor”.
La “flor de pétalos de cuero” fue también llamada como “la reina de las flores” o “flor que se marchita”. Era muy atractiva para los aztecas, pues su color rojo les recordaba la sangre de los sacrificios que ofrendaban al Sol. Después de la Conquista, el significado cambió y se asoció a la sangre que derramó Cristo para la salvación humana.
Con el paso de los siglos, el color rojo se asoció a la Navidad, y fue así que al emigrar a diversas regiones del mundo se convirtió en una planta de ornato muy vistosa y popular para las fiestas decembrinas.
¿Cómo se le llama a la nochebuena en el mundo?
La nochebuena se conoce científicamente como Euphorbia pulcherrima, aunque en otras latitudes ha sido nombrada de manera muy variada como “Flor de Pascua”, “Estrella Capital”, “Flor de Navidad” y “Pastora”.
Mientras tanto en nuestro país, la flor de nochebuena tiene distintos nombres que varían dependiendo de la región como Cuitlaxóchitl en náhuatl, en Chiapas aijoyó, en Oaxaca gule-tiini, en Michoacán uanipeni, y en Morelos poscuaxúchitl.
¿Cuántas veces florece la nochebuena?
Esta flor se produce por inflorescencia, lo que significa que no solo arroja una flor por cada tallo, sino que de uno solo brota un conjunto de pequeñas flores amarillas que crecen agrupadas. Tales flores son las que se encuentran en el centro.
Después, durante la temporada invernal, la flor comienza a rodearse de otras hojas más grandes que dan la impresión de ser pétalos, pero no lo son. Se trata de hojas modificadas genéticamente para cambiar su color durante esta temporada del año.
De esta manera, por su color, aroma y resistencia, la flor de nochebuena ha sido inspiración de muchos estilos decorativos, paletas de color y hasta de cuentos navideños, lo cual le aporta cierto toque de misticismo.
Tales características, convirtieron a la flor de nochebuena en un símbolo de la Navidad, por su belleza natural. Un símbolo que según la investigadora Laura Trejo Hernández, del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuenta con 12 variedades nacionales desarrolladas al paso de los siglos.
Aunado a estas especies existen otras que crecen de forma silvestre en bosques tropicales subcaducifolios, selva húmeda y en bosques de galería como los de los estados de Guerrero y Morelos. Estas variedades se suman a la riqueza biológica de esta flor.
Con información de Reporte Indigo