Redacción/ NOTICARIBE PENINSULAR
CIUDAD DE MÉXICO.- En una frase, el diputado Mario Delgado sintetiza y perfila: Morena pertenece al pueblo de México; es el instrumento de un movimiento social que es mucho más grande que el partido.
Tras la determinación dictada la semana pasada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para elegir a su nueva dirección por medio de una encuesta abierta, el legislador ratificó su intención de buscar la presidencia del instituto político que ganó las elecciones en 2018.
Hacia la consecución de ese fin, Delgado plantea: No queremos un partido que divida, sino un movimiento que siga sumando.
En entrevista con La Jornada, argumenta a favor de aplicar la encuesta, no sólo porque fue una recomendación formulada hace casi un año por el presidente Andrés Manuel López Obrador –como una manera de evitarnos problemas–, sino también porque no hay que tener miedo a que el pueblo decida.
Y da ejemplos: Nosotros salimos a recoger firmas para que se hiciera una consulta sobre la reforma energética. Ya en este momento se hizo una para resolver el tema del aeropuerto, del Tren Maya. Además, el presidente López Obrador ha dicho que uno de los objetivos de la Cuarta Transformación es convertir al país en una auténtica democracia.
Lanza entonces un mentís a quienes dentro de Morena pugnaban por otros métodos de elección de dirigentes: “Mañana saldremos nuevamente a pedir el apoyo a la población, por eso no se vale que hoy le digamos: ‘tú no puedes participar porque no eres militante, pero sí queremos que votes por nosotros en el 2021’”.
Agregó que Morena tiene que caracterizarse por ser de la gente y ésta decida sin ningún temor. Por eso somos diferentes: un instrumento del gran movimiento social que representa el lopezobradorismo.
Una institución con vigor
En el partido se requiere una dirigencia muy fuerte, con mucha legitimidad para que disponga de toda la autoridad moral que permita resolver los asuntos que se vienen en el 2021, cuando deberán definirse muchísimas candidaturas.
Esa, dice Delgado sin dudar, será la elección más grande del México contemporáneo y por eso precisa de una dirigencia que, además, pueda dirimir conflictos, encontrar los equilibrios y seguir atrayendo a mejores liderazgos a las causas de esta transformación.
Como presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y coordinador de su grupo parlamentario, Delgado ha jugado un papel central en las iniciativas legislativas que interesan sobremanera al proyecto de gobierno de López Obrador.
Persuadido de la necesidad de rencauzar la institucionalidad en Morena, asume que los estatutos fueron pensados para una realidad política diferente; ahora, eso debe resolverse con talento y voluntad política, pero siempre atendiendo los principios fundamentales del partido.
Este político nacido en Colima y con largo desempeño en cargos en la administración pública en la Ciudad de México porfía: La definición de este proceso tiene que ver con el tipo de partido que queremos. No es momento para que Morena sea un obstáculo para el movimiento y donde prevalezcan los criterios burocráticos. En síntesis, el partido no debe asfixiar al movimiento y, por el contrario, que éste lo nutra.
Existe un partido Morena antes y después de julio de 2018, donde más allá de la actuación de los dirigentes lo que ocurrió fue un cambio radical, un terremoto político, una revolución ante la cual es evidente que debemos ajustarnos porque se perdieron dos años y por eso llegamos a una situación extrema que requirió la intervención de la autoridad electoral. Ya es tiempo de dejar los tribunales e ir a lo que nos enseñó López Obrador: a organizar a la gente.
Con la mira puesta en 2021, Delgado explica la relevancia de esos comicios: Vivimos momentos definitivos en la historia del país en los cuales debemos apoyar a nuestro gobierno para que la transformación eche raíces. Morena debe seguir creciendo, conquistar nuevos espacios, atraer liderazgos y abanderar las mejores causas. Queremos que la gran mayoría de los mexicanos abrace a Morena, provocar un despertar de las conciencias iniciado en 2018 para que la población nunca más acepte un gobierno corrupto, que viole los derechos humanos o genere más pobreza, y todo eso pasa por la cita electoral.
La vacuna contra el sectarismo, la división o las corrientes internas es justamente entregar las principales decisiones a la gente. Sólo así se puede evitar que algunos se sientan con más derechos que otros.
Asegura que mecanismos como las encuestas o las tómbolas para la selección de candidatos han logrado que no haya tantos jaloneos, y que es el único partido que se ha atrevido a hacer algo así. Hay que abrirlo a las principales decisiones.
Con Información de La Jornada