Por Gilberto Avilez Tax
Se cierra las sesiones en Punta Estrella 2 – es decir, el centro de Convenciones de Chetumal- con infamias y dobles discursos al por mayor.
Primero, la intentona de “ley mordaza” que fue rechazada, y este 19 de diciembre, último día de sesiones de este periodo decembrino, la discusión del Proyecto del Puente Nichupté para Cancún, una obra de alto calado económico que comunicará el “downton” de ese polo turístico con la Zona hotelera, en aproximadamente 8.6 km de concreto sólido arriba de una laguna que, desde hace más de 20 años, diversos grupos ecologistas han rasgado sus vestiduras por tratar de defender la mellada ecología de ese sistema lagunar ante las zarpas de la voracidad turistera.
Pero resulta que después de poco más de 2 horas y 10 minutos, en la Sesión No. 1 del Segundo Periodo Extraordinario del 19 de diciembre de 2020 de la XVI Legislatura de Quintana Roo, se aprobó, con alguna variante de poca monta al final, el Proyecto del Puente Nichupté que enviara el gobierno quintanarroense para el visto bueno de la legislatura local. 20 legisladores (panistas, priístas, del MAS, Movimiento Ciudadano, Morena, Verde y una independiente) dijeron un sí rotundo para que se inicien los trabajos del puente de la Nichupté, frente a una minoría de apenas tres personas. Los 3 que se opusieron fueron Linda Cobos, quien no explicó sus motivos en contra, pero suponemos que se encuentra en el mismo carril argumentativo del Senador Pech; Alberto Batún, que señaló que no estaba “en contra del proyecto”, pero que se le había enviado 10 horas antes y sin mayor discusión. El experimentado político chetumaleño, Roberto Erales, por su parte, fue muy enfático en su negativa, al sostener que, “aunque el proyecto es necesario, compromete los recursos del estado, y se privilegia la inversión para el norte, pero al sur se le tiene en el abandono”.
Estas fueron las solitarias tres golondrinas que estuvieron en contra del “Nichuptazo”. Todos los demás, políticos oficialistas del panismo-perredismo, del MAS y los “independientes” con pasado tricolor y estos últimos, además de los acomodadizos verdes, asintieron sin chistar al proyecto gobiernista que se escora clásicamente a darle mayor infraestructura y confort a la zona norte turistera, profundizando las divisiones entre el Cancún de la “modernidad turistera” y el Cancún de las zonas del miedo; y poniendo en segundo y hasta en tercer plano, al sur y al centro de la “Zona maya” (donde no ha existido, en cinco décadas, un proyecto de largo calado como sí en la zona norte) para la reactivación de una economía denodadamente turistera. Como dijo el mendaz Eduardo Martínez Arcila -“el siempre pluri” diputado panista, y sobrino del diplodoco Martínez Ross-, “el gran inyector de recursos es el norte” en Quintana Roo; y que “el desarrollo”, al menos en una especie de arrastre y por goteo, hipotéticamente tiene que llegar al sur, vía la mayor infraestructura para el Norte; y que Arcila, estadista de a mentiras, al enviar su sí para el “Nichuptazo”, se sentía “a la altura de esta decisión tan difícil”.
Pero aunque sea un proyecto impulsado también por el gobierno federal, a nadie con algunas luces le pasa que el puente, que traerá otra, la enésima devastación ecológica en esta antigua zona de mangles lagunar, del mismo modo se trata de un proyecto con factura neoliberal, de cuota para el quien pueda pagar y que tenga auto, y que tiene como objetivo que la “gente de bien” y los turistas no sufran las de Caín, los embotellamientos y las vueltas de rueda que sufren los ciudadanos de segunda del paraíso turístico, fomentándose el automóvil particular en vez de generar un plan mucho más inteligente y ambientalmente amigable, en una ciudad hecha por pedazos y donde existe en su interior más de tres Cancún: la isla donde pernoctan los turistas y donde tienen sus palacios los turisteros, el centro que es el paso necesario hacia las zonas del miedo, y las franjas de miseria y violencia que bordean el paraíso. Esto lo comentó recientemente Ricardo Velazco, el Secretario de Finanzas del Comité Estatal de Morena, quien pidió que se someta a consulta popular el pretendido puente de peaje, pues todo hace suponer que se estructura bajo un esquema de inversión cien por ciento neoliberal. Para Velazco, esta magna obra, que comienza al final del tramo de menos de dos años de un gobierno estatal, le resulta paradójica: “Es un absurdo que un Gobierno que se ha caracterizado por su ineptitud, ahora en el tramo final de su periodo, pretenda iniciar una Obra de esta magnitud”, aseveró Velazco.
Un proyecto neoliberal secundado y acunado por unos diputados morenos y petistas que hablan con la izquierda y cobran el cañonazo y el sabroso aguinaldo con la derecha. Y aunque esta no es la primera muestra de que una considerable fracción morenista local es más oficialera y papista que los seguidores del Papa, llama la atención el parecido discurso de Reina Durán (morenista) y Lili Campos (panista), al alegar a favor del proyecto de puente para Nichupté: ambas invocaron a “la mañanera” de principios de octubre de este año, donde el Presidente de la república barajeó 32 proyectos para la reactivación económica del país, entre ellos Nichupté. Durán no sólo apoyó el proyecto, sino que habló fuerte en contra de los que se oponían a ello (¿carantoña tácita, sin decir su nombre, al senador Pech?), llamándoles “mentirosos”, entre otros epítetos.
El que es salsa del oficialismo institucionalizado, aunque chapalee en el más fétido pragmatismo vulgar en Morena, deseando que se le cumpla su sueño guajiro de ser gobernador sin experiencia y solera de político (se cuelga de la travesía por la Zona maya de su padre y hasta de figuras pasadas, muy pasadas, como el Chueco y sus sobrinos), es el siempre inquieto diputado fifí de Morena, Luis Alegre, “el contento”. En el tópico de Nichupté, “el contento”, vía sus redes, no solo intentó desmarcarse de las posiciones del Senador Pech, sino que, ¡paradójico en un diputado pluri que nunca ha conquistado un mísero voto de la ciudadanía quintanarroense!, tuvo la confiancita de espetarles esta perla a los diputados locales:
“El Puente Vehicular Nichupté fue presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de octubre dentro de los 32 proyectos del Plan de Infraestructura de la #4T. Su viabilidad financiera ya fue analizada, avalada y aprobada, porque será un gran activo para Quintana Roo. Llamo a los diputados de #Morena del estado a no dejarse llevar por manipulaciones que pretenden politizar este importante proyecto y votar a favor de todo aquello que represente una oportunidad de desarrollo y crecimiento para nuestra entidad”.[1]
Esta perla del discurso a conveniencia, de invocar la figura totémica del Presidente para legitimar sus posiciones (lo mismo hizo hoy en la sede alterna del Congreso, la diputada alegrista, Reina Durán), y que discutir lo que ya ha sido “analizado, avalado y aprobado”, es superfluo y perdedera de tiempo, es muy común en un sector derechista dentro de Morena Quintana Roo, despreciador del objetivo primordial de la división de poderes (el ser peso y contrapeso, el aquilatar las confianzas autoritarias de gobernadores o del presidente mismo), como sucede con la figura del “contento”; así como en los tropos maoístas de caciques de la seudo izquierda, como el sempiterno presupuestívoro Hernán Villatoro, el cual hizo gala de su diarrea e incontinencia verbal de no decir nada concreto para levantar la mano aprobando lo que el gobernador en turno decidió: el proyecto del puente Nichupté va porque va. En ese sentido, uno no puede sino inclinarse a darle la razón a los argumentos (diametralmente opuestos a lo que el Contento esgrimió) del Senador Pech, en contra del Proyecto Nichupté.
El proyecto que avaló el Presidente en octubre de 2020, siguiendo a lo que ha argumentado un hombre que podemos y debemos criticar por su denodado cálculo maquiavélico (me refiero al Dr. Pech), pero que conoce de sobra lo que dice, dónde lo dice y desde qué ángulo lo dice, no creemos que sea lo que la versión final se discutió en Punta Estrella este sábado 19 de diciembre. Como hemos dicho: a nadie, salvo al más ingenuo, se le pasa que existen dos grupos de Morena en Quintana Roo: los cercanos al oficialismo tropical que podríamos considerar el caballo de Troya para que el conservadurismo quintanarroense entre de lleno a saquear candidaturas y demás y concretice su tan ansiado “gatopardismo político”; y los cercanos a la 4T, los cuales, aunque dubitativos y a veces de torpes movimientos, son con los que contamos para la concreción de las causas populares en el estado. Reina Durán, Fernanda Trejo, Érica Castillo, Euterpe Gutiérrez, Chávez Zepeda y Paula Pech, son los diputados que podríamos poner como en la posición conservadora en Morena Quintana Roo. Linda Cobos y Alberto Batún, aunque tibios y para nada inteligentes en sus posiciones, argumentos y análisis de la situación regional del estado, se encontrarían en la posición que sigue o trata de seguir los postulados de la 4T. En una posición intermedia, de derecha en un momento y de izquierda en otro, se encuentra Edgar Gasca Arceo. Y en el PT, aliado histórico del “amloísmo”, las cosas son similares: hay personas de izquierda genuina y popular, como el aguerrido Roberto Erales, y prácticos de izquierda nomás en el discurso, pero que cobran con la lustrosa derecha, como el sempiterno cacique petista, Hernán Villatoro.
Contrario al estruendoso silencio del día de hoy de la Senadora por Morena, Maribel Villegas Canché,[2] el Dr. Pech, desde la mañana del 19 de diciembre, vía sus redes sociales, comenzó a enviar una serie de avisos, admoniciones y exhortaciones a los diputados locales de Morena cercanos al oficialismo tropical, para que, pidiendo peras al olmo, no aprueben lo de Nichupté; cosa infructuosa y no acatada por los que se fueron con los cañonazos sirenaicos o los aguinaldos muy nutridos de diciembre, pues los argumentos de Pech solo hicieron eco en la siempre pechista Linda Cobos, en el lúcido y congruente hombre de izquierdas chetumaleño, Roberto Erales Jiménez, y en un tal Batún. El Dr. Pech sostuvo el día de ayer, 19 de diciembre, que aunque el proyecto del Puente Nichupté, es necesario, “creo que debe analizarse con cuidado la forma que pretende financiarse, debido a que compromete las aportaciones económicas federales al Gobierno de Quintana Roo por un plazo de 28 años”. De 4,675 millones de pesos que se tiene contemplado para realizar esta obra, el 43% (2000 mdp) aportaría la federación a fondo perdido, y el resto, 2675 mdp (57%), correrá a cargo de la empresa privada –COINSA[3]– mediante una figura jurídica de asociación entre gobierno-iniciativa privada (APP). El gobierno local sostiene que “el puente no será privatizado, sino que será una vía de comunicación de propiedad estatal, que generará ingresos propios para cubrir la contraprestación que el Estado pagará al Desarrollador por concepto de inversión y mantenimiento”. Para el Dr. Pech, al contrario, le llama la atención “cómo el faltante de 2 mil 600 millones de pesos que se esperaría que fuera cubierto por el inversionista, se transforme en pagos para el Gobierno del Estado por un monto de 20 mil 570 millones de pesos durante los próximos 28 años”.
De todo este jaleo de dimes y diretes, al final del día podemos sacar en limpio varias cosas: la poca respuesta de diputados locales a un liderazgo cuestionado como el del Dr. José Luis Pech; del mismo modo, la idea de que, sin decir y sin crear un ruidero en su propia red como hace el “Contento”, la senadora Villegas Canché gana el punto al enterarse de la flaca ascendencia actual del Senador, en un gran bastión del morenismo. Por otra parte, refrendamos la idea de que existe en Morena Quintana Roo, al menos en el congreso local, figuras afines y cercanísimas al conservadurismo tropical, que se mueven siguiendo el libreto que marca el poder: son la pica en Flandes, o el Caballo de Troya del conservadurismo tropical para buscar un segundo gatopardismo.
El pragmatismo más infame, al estilo cañonazo de 50 mil pesos,[4] sigue siendo para el diputado seudo maoísta, Hernán Villatoro Barrios, que “chinga y chinga” con su “chingada” verborrea de matusalénico maoísta de los últimos días, solo le ayudó para decir sí y sí, sin tartajear, para lo de Nichupté, una vía que se hace no para intereses de los que toman las rutas del centro hacia los hoteles, sino para los riquillos como los diputados del Verde.
La última enseñanza es sencilla: el puente Nichupté será infraestructura que beneficie a la larga a los ricos del Caribe, no a los media cucharas ni a los neo-milperos de las obras de la Zona norte, tampoco a los del servicio en los hoteles, gente que viaja no en autos particulares sino en el parque vehicular tan congestionado y al garete de Cancún. Si nadie lo dice, lo decimos: ¿acaso el proyecto Puente Nichupté es nuestro Aeropuerto de Texcoco en el trópico nuestro, donde unos ganan todo y otros nomás estamos mirando el enriquecimiento de la oligarquía y anexas?
Finalizo mi texto refrendado las ideas del viejo senador Pech: es cuestión de lucidez y conocimiento mínimo de economía el oponerse a esa absurdidad del puente de la Nichupté. Es vergonzoso los argumentos flacos, burdos, sicofantes y deleznables de algunos diputados locales de Morena para defender lo indefendible, y entiendo la defensa que hacen diputados panistas, pero da tremendo fastidio que siete diputados de Morena, invocando sin empacho al nuevo dios sexenal, AMLO, apoyen esta irracionalidad que va en contra de los ciudadanos y a favor de los turisteros y sus compinches.
[1] Discurso vitriólico de Luis Alegre, en el muro de su fanpage, 19 de diciembre de 2020.
[2] Pero hay que señalar que desde octubre de este año, la senadora había dado el visto bueno a este proyecto, al comentar, en su página personal, que está más que a favor con ese proyecto y con otro para Cozumel, ya que esto mostraba que “el Presidente puede lograr acuerdos con los empresarios que contribuyan al bienestar de la población, desarrollar empleos y hacer crecer la economía, uno de los objetivos de la Cuarta Transformación”.
[3] Hay referencias vagas de esta empresa en la red.
[4] Y la pregunta que apesta en el Caribe tropical, es la siguiente: ¿hubo cañonazos, se regalaron cañonazos a la estructura morenista para facilitar las cosas?