Carlos Chablé Mendoza
Recuerdo que en 1987 me encontré en la terminal de autobuses con una persona conocida y me preguntó: ¿vives en “Carrillomuerto”?
Algunos analistas, al abordar el tema de inseguridad cada día más grave, aseguran equivocadamente que esta ciudad dejó de ser el lugar en donde “no pasaba nada” a partir del actual gobierno municipal obradorista que se distingue de otros por su frivolidad, dispendio y la omisión ante la problemática generada por la creciente inseguridad. Al parecer no conocen bien la historia. Felipe Carrillo Puerto, es una estratégica localidad, mencionada aún por los abuelos mayas cruzo’ob como Noj Kaaj Santa Cruz, resultado de la llamada “guerra de castas” que duró medio siglo, que dejó la suficiente huella y trauma social como para que los nietos de aquellos no desearan otra conflagración similar. Lo ocurrido en 1847 quedó como experiencia de lo que se desencadenó el despojo, la explotación, el esclavizar a los dueños del territorio y cuando se pretendió incluso exterminarlos, este fue el caso de los cruzo’ob.
Rememoro brevemente esta etapa en la historia de la península para llamar la atención de quienes vivimos aquí y para conminarlos a no permitir que se vea como normal la inseguridad y violencia que hoy se ha extendido hasta este municipio. Estas son resultado de la omisión de los actuales gobernantes que no han querido diseñar e implementar políticas públicas de prevención y acciones oficiales que disuadan a los grupos y personas que se benefician de la situación actual y sus consecuencias: 28 muertes violentas en 2023 y la suma de 12 vidas terminadas con violencia en lo que va de 2024, usando el termino oficial de “presuntamente relacionada con pugnas entre grupos del crimen organizado”. Sumemos también a esto el alto número de desapariciones, destacando los casos de menores de edad y mujeres, y claro que todos los casos deben importarnos.
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La reciente reunión de representantes las fuerzas armadas, guardia nacional, policía estatal y municipal en la sede del ayuntamiento carrilloportense puede ser interpretada de dos maneras: que por fin se harán acciones efectivas para frenar el flagelo que azota a muchas familias, o que es muy grave la crisis de inseguridad, que no será posible que las fuerzas militares y policíacas logren ponerle fin. Ver elementos para su protección personal, tantos vehículos y mucho sigilo, son dos cosas que no podrán aclararse mediante boletines y video oficiales de la presidente municipal Mari Hernández.
Existen razones para reflexionar en este sentido, la principal: la reunión para analizar el tema que se dice fue convocada por la misma munícipe no fue realizada antes cuando se habían contabilizado ya 28 muertes violentas en el territorio municipal en 2023, cuando en las primeras dos semanas de este año ocurrieron la mayoría de las ejecuciones hasta llegar a doce. Además, para que quede clara la omisión de la autoridad: uno de los directores del ayuntamiento se cuenta en la lista de desaparecidos desde hace mucho tiempo y le han restado importancia al caso aun cuando se trata de un funcionario y muy conocido de esta ciudad.
Estamos muy lejos de aceptar lo que dice en su video la autoridad municipal en el sentido de que se está “politizando” la crisis de seguridad o de que algunos “aprovechan del dolor de las familias afectadas por la violencia reciente”. Tampoco podemos aceptar su dicho de que la violencia ya existía y que la “enfrentó desde el inicio de su gobierno”, estas palabras parecen más un cliché acuñado por la administración federal con las que justifican sus graves omisiones, o sea: haber dejado que el problema de violencia alcance los niveles actuales de gravedad lacerando a más familias, no al “destino turístico que nace” como afirma. Se extendió hasta Carrillo Puerto cuando asumieron el poder e iniciaron sus proyectos que llegan acompañados de inseguridad y violencia relacionada con el crimen organizado a pesar del establecimiento y presencia permanente de las fuerzas armadas.