Redacción/NOTICARIBE PENINSULAR
CIUDAD DE MÉXICO.- María Branyas, considerada la persona más longeva del mundo tras la muerte en enero de 2023 de la monja francesa Lucile Randon –de 118 años–, ha muerto este martes en Olot (Girona). Según ha informado su familia en un comunicado en X recogido por distintos medios, Branyas ha muerto “como ella quería: mientras dormía, tranquila y sin dolor”.
En el mismo mensaje, aseguran que la recordarán siempre por sus consejos y su bondad, en sus palabras, y han indicado las palabras que les decía hace unos días: “Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá terminado. La muerte me encontrará gastada de haber vivido tanto, pero quiero que me encuentre sonriendo, libre y satisfecha”.
Nacida en San Francisco en 1907
Branyas, que vivía en la residencia de Santa Maria del Tura en Olot (Girona), nació el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, EE.UU., y era la persona de más edad del mundo por delante de la japonesa Tomiko Itooka -nacida el 23 de mayo de 1908-, que ahora recibirá su título.
María era hija de un periodista de Pamplona que fue responsable de la revista americana Mercurio y de una publicación barcelonesa, nació en EE.UU. porque su padre había ido por trabajo después de pasar una temporada en México.
En 1914, tras un periplo por Nueva Orleans y lanzar ante las costas gallegas las cenizas de su padre, fallecido en el viaje en barco que les llevaba de regreso a Cataluña, María vivió en Barcelona, Girona, Calonge i Santa Antoni y Palol de Revardit antes de ingresar, hace más de 20 años, en la residencia, donde entonces residía una amiga y prima de su marido.
Hace unos días, su familia apuntaba en otro mensaje en X que Branyas, en sus palabras, sentía que se acercaba su hora: “Me siento débil. Se acerca la hora. No lloréis, no me gustan las lágrimas. Y sobre todo no sufráis por mí. Ya me conocéis, allí donde vaya seré feliz, pues de algún modo os llevaré siempre conmigo”.
En 2020 María Branyas superó el covid con 113 años. Durante la mañana de este martes ha sido incinerada en la intimidad familiar en el cementerio de Olot.
Su hija Rosa ha explicado que desde el verano pasado su madre “hizo una bajada bastante grande”, aunque dejó claro que “no le duele nada ni padece ninguna enfermedad”, simplemente la edad hizo que en los últimos años fuera perdiendo visión, oído y últimamente también memoria.
María, que hacía tiempo que tampoco podía caminar sola, pasaba la mayor parte de los días sentada en una butaca de su habitación, donde recibía las visitas de sus dos hijas -su hijo, que ahora hubiera cumplido 92 años, falleció- y de otros pocos familiares
Con información de rtve