Se entendería que Morena estaría de luto por el deceso de uno de sus distribuidos integrantes, Marciano Dzul, que se venía desempeñando como alcalde de Tulum y que tenía, entre sus planes, ser el primer gobernador maya de Quintana Roo.
Pero, en Morena hay otros asuntos más importantes, como lo electorero que no para.
El diputado federal, Alberto Batún, rindió su primer informe, a casi 10 horas de que se conoció la muerte de Marciano Dzul.
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En realidad, no fue un informe sino un acto de lucimiento. Tan en así que las selfies terminaron siendo lo más relevante para los asistentes.
¿Desde cuándo es tan urgente e impostergable un informe de un diputado?
Si bien la ley obliga a los diputados a presertar un informe, hubiera bastado, por la terrible situación que se supone enfrenta Morena, que lo entregara a la Mesa Directiva.
Pero, Batún está en “la jugada”. Suena para ser alcalde de Cancún, una ciudad, que por cierto, no es muy exigente a la hora de elegir a su autoridad inmediata.
Nada estaba por encima del festejo de Batún, ni el duelo por la muerte de uno de sus militantes.
La función debe de continuar.