Hugo Martoccia
La noche del pasado miércoles comenzaron a circular en los chats de whatsapp de MORENA las tarjetas que la Secretaría del Bienestar del estado entregaba para el programa social “Mujer es Vida”. El tema podría haber sido un hecho menor si el color de las primeras tarjetas que se divulgaron no hubiese sido verde, y, además, con el dibujo de lo que parecía ser el pico de un tucán en un costado.
La primera reacción en MORENA fue sentirlo como una afrenta. El chat de los morenistas fue, por esas horas, un escándalo. Pero hubo un dato revelador: en ese chat resonó tanto el estruendo de quienes criticaron con vehemencia el hecho, como el silencio de las más asiduas defensoras de la gobernadora Mara Lezama y su administración, que no supieron, no quisieron o no pudieron explicar lo que estaba pasando. Algo se había roto en ese núcleo duro del marismo.
Las aclaraciones posteriores no hicieron más que oscurecer el tema. Se informó que se entregaron 30 mil tarjetas color guinda y 20 mil verdes. Una correlación electoral perfecta de la 4T en Quintana Roo, que sin embargo no tiene nada que hacer en un programa social.
Hay que poner las cosas en contexto. “Mujer es Vida” es el primer gran programa social que Mara Lezama pone en marcha. Entregará despensas y recursos a mujeres en condiciones difíciles. Era el primer pie de la 4T bien asentado en las calles del estado. Por esa trascendencia que tiene, el color de las tarjetas, inaceptable, generó el primer escándalo, pero al final no sería el único.
Al analizar a fondo el programa, MORENA encontró más problemas. Dicen que las 50 mil beneficiarias se han elegido de un modo, al menos, polémico. Y ven demasiada tendencia a entregar apoyos en los lugares donde el Verde Ecologista tiene o necesita votos para el 2024.
El análisis más profundo que se hizo dice que el desarrollado municipio de Benito Juárez concentra mucho más que la mitad de los programas de todo el estado, mientras en Felipe Carrillo Puerto, por ejemplo, hay sólo 40 beneficiarias.
Un dato pinta la incongruencia de esos números.
Como si fuese una ironía del destino, la Conserjería Jurídica de la gobernadora presentó ese mismo día ante el Congreso la “Declaratoria de Zonas de Atención Prioritarias del estado para 2023”. Ese instrumento de política social dice que Carrillo Puerto tiene el mayor porcentaje de pobreza extrema en Quintana Roo; un 31.66% de su población está en esa condición.
Aun así, la primera queja sobre ese programa había sido justamente su método de inscripción: debía ser por línea o presencial en Cancún o Chetumal. ¿Qué hacer en la extensa zona maya, donde la conectividad es casi nula, la gente no tiene computadoras, y además no tiene posibilidades de moverse hacia el sur o el norte?.
En el núcleo más “puro” del morenismo local dicen que cuando vieron las decenas de hojas con los nombres de beneficiarias de Benito Juárez, contra la solitaria hoja que contenía los nombres de las 40 beneficiarias de Carrillo Puerto, todo quedó claro: nunca hubo intención de llegar a la zona maya, donde difícilmente el Verde tenga puestos sus ojos electorales para el 2024.
Un dato: desde Bienestar niegan esos números y dicen que en ese municipio se entregaron 3150 tarjetas y es uno de los más beneficiados. Y que lo van a demostrar. La polémica está abierta.
MINI CRISIS DE GOBIERNO
La situación generó una mini crisis al interior del Gobierno de Mara. El jueves, la gobernadora estaba furiosa. Ya había tenido algunos cruces con el titular de la Secretaría del Bienestar, Pablo Bustamante, por el lanzamiento anticipado del programa, y lo de las tarjetas terminó de complicar las cosas. La gobernadora pidió explicaciones.
La defensa al programa, debe decirse, tiene puntos muy sólidos. Desde Bienestar dicen que se elaboró un esquema con apoyos directos y gratuitos, sin intermediarios. Explican, por ejemplo, que el programa Hambre Cero de la pasada administración utilizaba una Asociación Civil a la que se le debían depositar los 80 pesos que costaba el paquete alimentario.
Aquí se quitaron los intermediarios, y además es absolutamente gratuito. El alcance inicial, de 50 mil beneficiarias, es, aseguran, otro logro.
Con respecto a la distribución geográfica de las beneficiarias, dicen que se trataba de poner en marcha el programa lo antes posible, porque ya van seis meses de gobierno, y que el hecho de que Benito Juárez concentre más de la mitad de las mujeres elegidas tiene su lógica en la distribución poblacional del estado.
Mara no quedó convencida. Cree que el Verde ha tomado como única bandera de gobierno el potencial rédito electoral que pudiera conseguir. La gobernadora sabe que en política, a la larga, todo es electoral; no se gobierna perdiendo elecciones. Pero no se puede convertir al Gobierno en una maquinaria electoral sin sentido social.
La agenda de Mara tiene hoy tres puntos centrales de respuesta inmediata: la seguridad y la construcción de paz; la ayuda a los sectores marginados del estado, que son más de los que se piensa, y el empoderamiento de las mujeres. Los tres están, además, estrechamente vinculados.
La gobernadora dice que para encarar esos temas con profundidad hay que hacer Gobierno. El rédito electoral surgirá de lo bien (o no) que se hayan hecho las cosas.
De inmediato, tomó algunas medidas y decidió meter mano en la estructura de Bienestar, donde tendrá más control con nuevas personas. Pero no será lo único que haga en esa área. Pronto habrá otras novedades en una Secretaría que manejará, debe recordarse, mil millones de pesos en 2023.
MINI CRISIS DE MORENA
En el morenismo del estado el hecho caló muy hondo. Sintieron, otra vez, que el Partido Verde se hace cada día más grande y poderoso, mientras MORENA está desarticulado y funciona sólo un día cada dos o tres años: cuando se convierte en el depositario de los votos del lopezobradorismo en las urnas.
En este momento hay un debate en el morenismo sobre cómo tratar este tema. Para unos, requiere de una intervención decidida ante Mara. Proponen hablar con la gobernadora y decirle de una vez que hay que achicar al Verde. Se habló, incluso, de pedir la cabeza de Pablo Bustamante, como una señal de disciplina hacia abajo.
Otro sector no está tan seguro de confrontar a la gobernadora, cuando la realidad es que MORENA tampoco le da demasiadas certezas o soluciones.
Justamente en estas últimas semanas Mara se quejó de que el partido no se ve en la zona centro y sur del estado. En el entorno de la gobernadora no entienden qué pasa con MORENA y su dirigencia: tienen, por mucho, el partido más grande del estado; tienen recursos propios; tienen apoyo de 10 ayuntamientos, y además no hay una oposición que los confronte. Pero el partido no se ve en las calles, excepto, quizá, en Benito Juárez.
En breve, la gobernadora va a incluir a alguna figura que fortalezca el trabajo de la presidenta estatal de MORENA, Johana Acosta. Necesita más orden, activismo, presencia, y comunicación. Pero no es fácil encontrar quien pueda manejar todos esos frentes.
En ese contexto, Mara también analiza la situación de sus propias “corcholatas” para el 2024. Está preocupada porque no ve a la diputada Anahí González en el lugar de las encuestas que quisiera, y el posible cambio de género en la candidatura de Benito Juárez (cambiar de mujer a hombre) no le garantiza nada; le podría generar problemas en otros ayuntamientos, porque habría que mover varias cosas para realizarlo.
Por ejemplo, si la coalición de la 4T se mantiene, de acuerdo a las tablas de competitividad, poner candidato hombre en Cancún podría generar un problema en Tulum (donde el alcalde Diego Castañón y las mujeres de la familia Dzul ya compiten por la presidencia, y hacen el suficiente ruido) y hasta en Cozumel, donde ninguna elección es fácil para la 4T.
Por lo pronto, Anahí va a tener en breve una última oportunidad para posicionarse, pero no habrá más; el tiempo se agota y la diputada debe decidir si va a jugar en grandes ligas de la política, o quiere acomodarse en un cargo tranquilo y sin complicaciones, que le asegure una cierta visibilidad y su futuro económico.
En los últimos años, a MORENA le ha sido todo muy fácil en el estado, y quizá eso ha llevado al partido, en ciertos momentos, a dosis peligrosas de desidia y triunfalismo.
Quizá por eso, nunca se percató de que su fantasma era interno y se llama Verde Ecologista. Ahora, que parece empezar a despertar, se da cuenta que el dinosaurio está ahí, y algo en los cimientos de la 4T de Quintana Roo ha comenzado a crujir.