Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Del 29 al 31 de marzo se llevó a cabo en Chetumal el III Congreso Internacional de Agroecosistemas Tropicales, organizado por un grupo de Institutos Tecnológicos de la península de Yucatán, encabezados por el IT de la Zona Maya de Juan Sarabia, Quintana Roo.
En la inauguración del evento participaron diferentes autoridades del gobierno estatal y federal. La participación de la Secretaria de Desarrollo Agropecuario Rural y Pesca, del Medio Ambiente y del director general del Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología, resonaron fuertemente con las palabras agroecología, sostenibilidad, seguridad alimentaria y combate a la pobreza alimentaria. Curiosamente no estuvo presente la palabra milpa, pero si la intención de que en este año se llevará a cabo un programa interesante para prevenir los incendios. Hubo una lectura entre líneas, semejante al de administraciones anteriores, en el sentido de que la quema en sistemas agrícolas no es bien vista.
Sin embargo, desde finales de noviembre de 2022, la milpa, que descansa en la quema, es reconocida por la FAO como un destacado integrante del Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial (SIPAM), por su relevancia para la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Así, la milpa, mejor conocida como ich kool, herencia cultural Maya, se une a 72 sistemas agrícolas reconocidos en 23 países.
Si bien la milpa no es el único sistema en el mundo que descansa en la roza tumba y quema (RTQ), sí es el único reconocido en el SIPAM. En la India existe un sistema conocido como agricultura Jhum, especialmente en el noreste, con muy alta población indígena. Con este sistema cultivan arroz principalmente, pero asociado con otros cultivos. En Tailandia se llama agricultura rotacional. En ambos casos la agricultura se desarrolla en cerros, muchas veces bastante altos. De hecho, un estudio de Heinimann et al., 2017, en Plos One, demuestra que en el mundo se han cultivado hasta un mil millones de hectáreas con RTQ, lo que indica una alta variabilidad y adaptaciones ecológicas del sistema.
Alrededor de la milpa hay muchos mitos que, lamentablemente, han conducido a políticas públicas erróneas, que incluso socavan las bases cognitivas que sustentan la denominación otorgada por la FAO. Y todavía tenemos, aunque cada vez menos, portadores de esos conocimientos. Muchos de ellos contribuyeron activamente para lograr que la milpa sea reconocida como Patrimonio Agrícola, tanto de Quintana Roo como de Yucatán. Honor a quien honor merece.
Uno de los mitos se basa en que la quema contribuye al calentamiento global. Cuando la quema se hace bien, cuando se aplican adecuadamente los conocimientos ancestrales, no hay nada más lejos de la verdad que esa afirmación sesgada. Kauffman y sus colegas publicaron en 2009 en la revista Ecological Applications, una revisión exhaustiva de literatura donde demostraron que la RTQ bien hecha implica un secuestro de carbono mayor que cuando no se hace esa práctica. Es decir, la RTQ bien hecha ayuda a mitigar el calentamiento global.
Lo anterior es porque las culturas originarias sabían del manejo adecuado de la quema, de los diferentes tipos para diferentes fines. En Maya yucateco la palabra quema es tóok; aprendieron a dominar el arte y manejo de la quema, encontrando y clasificando diferentes tipos de quemas y de llamas de una quema. Hay desde quema superficial, rápida, con poco a nulo efecto en la microflora del suelo, hasta quema profunda y lenta para eliminar plagas y enfermedades. Las quemas son una forma de reciclaje de nutrientes y un elemento de la intemperización de los suelos. La vegetación está adaptada, varias especies incluso necesitan de la quema para continuar su ciclo biológico o para escarificar las semillas. Una buena quema toma en cuenta el clima, la humedad del suelo y del rastrojo a quemas, la dirección del viento, la hora del día e incluso la primicia para pedir permiso a Yuum K’áax, dueño del monte-.
Hoy ese conocimiento se inhibe con políticas públicas que, quizá sin querer, minimizan el conocimiento ancestral por no entender el buen significado de un sistema ancestral que refleja un alto y sofisticado cúmulo de conocimientos que pueden ser aplicados a nuestros problemas de hoy, y que al prohibirlo o manipularlo favorecen su desaparición.
Es de esperarse que con el mensaje de SEDARPE, SEMA y COQCyT, en el III Congreso Internacional de Agroecosistemas Tropicales, veamos un cambio real en la política de manejo y enseñanza de la quema. Una política que permita en forma eficaz la recuperación del conocimiento, la investigación de alto nivel y, especialmente su transmisión a las nuevas generaciones sobre el manejo adecuado de la quema. Podemos capturar más Carbono de esta manera.
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