Por Hugo Martoccia
Lo primero que debe decirse en esta columna es que da por cierto lo que dan por cierto en el PAN y el PRD: Laura Fernández será la candidata a la gubernatura, más allá de la “encuesta” en la que participarán también Mayuli Martínez y Roberto Palazuelos.
Partiendo de esa base, el análisis se centra en lo que significa la figura de la ex priísta y verde ecologista, que dio un verdadero salto de riesgo al salirse de la 4T para encabezar una alianza del oficialismo local.
En ese salto, que se veía venir pero aún así descolocó a varios, hay que ir descartando y confirmando algunas cosas. Una de ellas es que Jorge Emilio González Martínez, el llamado Niño Verde, no ha dividido su corazón en Quintana Roo; bajó en las últimas horas una línea clara: la única candidata es Mara Lezama.
Lo segundo que hay que decir, y esta columna lo anticipó semanas atrás, es que el principal impulsor de Laura Fernández fue el gobernador Carlos Joaquín. El 22 de octubre, en una reunión de empresarios en la Riviera Maya en donde estuvieron todos los aspirantes a la gubernatura (desde Mara a Palazuelos) Laura les dijo a referentes del panismo y el perredismo que su situación en el Verde era insostenible, y que estaba lista para ser candidata.
Desde ese momento, el gobernador impulsó con “Los Chuchos”, en el PRD, y luego en el PAN nacional y local, la figura de Laura. Hubo en el PRD local una intentona final por poner el nombre de Palazuelos, pero sólo quedó en eso. Carlos Joaquín se impuso.
Lo tercero que hay que decir es que la potencial candidatura de Laura ha generado la misma cantidad de certezas que de dudas. Desde la cúpula a la base de ambos partidos dicen más o menos lo mismo: unos, que será competitiva y le traerá problemas a Mara; otros, que el panismo de base nunca la votará, como sucedió con Pedro Joaquín Delbouis en Cozumel el año pasado. En ese escenario, su competitividad caería drásticamente.
Lo cuarto que debe decirse es que, quizá, para algunos poderes formales y fácticos, Laura y Mara sean, como proyecto, indistinguibles una de otra.
Si Carlos Joaquín está detrás de la candidatura de Laura, pero también ha apoyado abiertamente a Mara; si los remanentes del felixismo y hasta del borgismo se llevan bien con las dos; si el empresariado local las ve con ojos similares; si el panismo, incluso, tiene buenas relaciones con ambas, y si hasta Jorge Emilio podría, llegado el caso, reconciliarse con Laura, quiere decir que casi los mismos grupos están detrás de una y la otra.
O sea, el Plan A y el Plan B serían fundamentalmente iguales. Y esa es una mala noticia para Mara, que había acaparado ese capital simbólico.
La parte buena para la alcaldesa, si se quiere, es que quizá este escenario la obligue definitivamente a recostarse sólo en el lopezobradorismo. Ahí está el caudal electoral que necesita para ganar, porque en eso nadie puede competir, hoy, con la 4T. Quizá sea el mejor momento para que entienda que no necesita de otros acuerdos para ser gobernadora, a pesar del miedo que le intentan meter.
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¿CJ NO LE CUMPLIÓ A MARA?
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Aunque en el marismo agoten sus fuerzas en tratar de vender la idea de que la candidatura de Laura Fernández no sería un problema ni ha generado dudas, la realidad es que sí lo ha hecho.
En esas horas que transcurrieron entre el anuncio oficial de Laura de que se sumaba al neojoaquinismo, y la confirmación de la alianza PAN-PRD-Confianza por Quintana Roo, desde Cancún hubo muchas comunicaciones con referentes panistas, principalmente, para preguntarles qué pasaba con esa coalición. Había la idea de que no se llevaría a cabo.
Un panista que participó de toda la negociación con Laura, dijo por esas horas: “Alguien le está dando mala información o está engañando a Mara, porque la coalición PAN-PRD no se va a romper”.
En el marismo, debe decirse, suponían que esa operación política para desintegrar la alianza sería de Carlos Joaquín. Se supone que era un acuerdo de fondo entre ellos. Tenían la idea de que el gobernador impulsaría a Mayuli Martínez por el PAN y a Nivardo Mena por Confianza, y que el PRD iría por su lado. Una atomización del voto era el escenario ideal. Pero algo sucedió.
¿Carlos Joaquín no le cumplió a Mara ni al Presidente López Obrador, y decidió participar abiertamente de la sucesión con su propia candidata?
Hay quienes dicen que eso es lo que pasó. “Mara tiene que tener los ojos bien abiertos”, dijo un político que conoce a la alcaldesa de Cancún, y que también ha sido aliado, y luego padecido, a Carlos Joaquín. Su referencia tiene que ver con la posibilidad de que el gobernador no le cumpla algunos acuerdos a Mara.
Otros hacen referencia a que la decisión de poner a Laura fue una cuestión de números y posibilidades. Dicen que la candidatura de Mayuli no podía instalarse, que el PRD no la aceptaba, y que entonces la candidatura, para buscar competitividad, podía recaer en Palazuelos, lo que imaginaban como un riesgo mayor para Mara y, quizá, para todos.
En ese contexto se habría tomado la decisión de impulsar a Laura Fernández, como el “mal menor” para Mara. Con eso se cierran varios flancos: el PAN PRD logran una elección decente, tiene posibilidad de ganar entre 4 y 7 distritos, se establecen como una oposición solida, pero no ganan la gubernatura a la 4T.
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¿ES LAURA COMPETITIVA?
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Alguien que conoce bien a Laura Fernández, que sabe de su capacidad de operación pero también de sus limitantes, analizó su situación: “No tiene presencia más allá de Cancún y Puerto Morelos. Una cosa es conocer algunos políticos, y otra es tener una presencia real, estar en el imaginario del electorado fuera de Cancún”, dijo.
Ese amplio y profundo voto de la zona maya, el sur de la entidad, y municipios como Cozumel y Tulum, ha demostrado estar abiertamente con el lopezobradorismo. Es una tarea muy difícil instalar una figura como Laura en pocos meses.
En el marismo dicen que Laura cargará con la cruz de ser la verdadera candidata del Verde, y que además ha dejado demasiadas cuentas sin saldar en el Ayuntamiento de Puerto Morelos, que van a salir a relucir en las próximas semanas. Se habla de decenas de expedientes con irregularidades serias.
Del otro lado, dicen que Laura es un animal político, que no va a bajar los brazos, y va a ser competitiva, porque es su naturaleza. Analizan que Mara no congrega todos los votos de MORENA, y que con una estrategia de campaña negra que la separe de AMLO y la 4T, va a perder muchos votos.
En el búnker de Laura analizan (casi en voz baja, para no alertar a los nuevos aliados) que aún si pierde el 5 de junio, pero puede quedarse con las franquicias del PAN y el PRD en el próximo sexenio, todo será ganancia para ella.
En medio de todo ese embrollo de opiniones, Mara está confiada en que todo fluye como esperaba. Pero también es cierto, debe decirse, que ya son varias las señales de que van a disputarle la gubernatura, y que Carlos Joaquín está detrás de esos movimientos. Hay que entenderlo: para el gobernador, mejor que tener una candidata, es tener dos.
Esta columna cree que Mara ganará la gubernatura, como lo ha expresado en varias oportunidades. Pero con Laura Fernández, parece que Carlos Joaquín le metió un ruido innecesario a una sucesión que, de manera tácita o explícita, estaba pactada con todos.