Hugo Martoccia
En los últimos días ha quedado claro que el conflicto interno de MORENA en Quintana Roo está lejos de solucionarse. Cada uno a su modo, Marybel Villegas, José Luis Pech y Luis Alegre, han manifestado que no están conformes con las negociaciones que llevan adelante con Mara Lezama, en busca de espacios electorales para su gente.
Hasta ahora, esas señales dicen que los acuerdos no llegan, y que cada una de las partes tiene su propio plan a futuro: Mara, para ir a la elección sin esos apoyos; los otros, para, de una otra forma, convertirse en sus adversarios el 5 de junio.
Pero ese descontento por espacios no sólo incluye a esos referentes, sino también a un sector del morenismo de base. En ese grupo, donde hay muchos morenistas fundadores, dicen que Mara puede no acordar nada con Marybel, Pech o Luis Alegre, y no habría problemas en las elecciones. Pero sí los habrá si desecha a la base morenista.
La versión del entorno de la alcaldesa dice que la negociación está abierta con todos, pero que las peticiones, hasta ahora, en la mayoría de los casos, son desproporcionadas. Marybel, por ejemplo, quiere varias diputaciones y la presidencia de la futura Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso (Jugocopo).
Esa exigencia, por ejemplo, no tiene proporción con el peso electoral ni político de la senadora. Hay que decir las cosas como son: si Marybel tuviera alguna opción de ganarle a Mara la elección, estaría compitiendo contra ella desde otro partido. Nadie deja pasar una oportunidad así.
Entonces, desde allí tiene que partir cualquier negociación racional. En ese contexto, el pedido no es lógico. Sin embargo, en los últimos días surgió la versión de que Mara podría acordar la entrega de la futura Jugocopo a Marybel, que quizá recaería en Jorge Parra o Luis Gamero.
Es casi increíble pensar que la alcaldesa pudiera cometer semejante error político. Pero, a la vista de algunas decisiones que Mara ha tomado últimamente, no habría que sorprenderse demasiado. El complejo y diverso entramado de acuerdos políticos que requiere la conducción de un estado, parece estar abrumando a la alcaldesa.
Para que se entienda: Mara es una persona de una destacada inteligencia intelectual y emocional (la segunda alcanza niveles sorprendentes cuando se trata de detectar las emociones y necesidades de los demás; principalmente, por supuesto, las debilidades) pero parece estar ya rodeada por el “microclima” que se genera alrededor del poder y el éxito en la política.
Una persona que está incluida en el primer círculo de Mara, y participa de las principales reuniones, dice que se nota ya una clara tendencia de sus colaboradores a darle la razón en cualquier circunstancia. Unos, porque no quieren enfrentarla ni enfrentar su furia verbal; otros, porque prefieren la distancia y la apatía como forma de (co) operación; y otros más, porque se han dejado seducir por el reiterado éxito electoral, y creen que la alcaldesa siempre debe tener razón.
Ninguno de esos tres perfiles le hace bien a Mara.
LA SITUACIÓN EN LOS MUNICIPIOS DEL NORTE
Entre las proyecciones que MORENA hace para ganar el 5 de junio, hay un lugar especial para los 15 distritos electorales, que se espera tengan candidatos que traigan votos. En ese aspecto, el escenario está más o menos claro en el norte del estado.
El distrito 1, que incluye a Puerto Morelos, Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas y una parte de Cancún, le corresponde a Fuerza por México (hay quienes dicen que Alondra Name podría ser candidata) y es “perdible” o “negociable” para la 4T. Los distritos del 2 al 7, de Cancún, prácticamente están ganados. El 8, de Cancún y Bonfil, es un tema aparte.
La 4T lanzaría a Isaac Janix por el PT, pero en el PAN podría ir Frank López Mena. La idea de fondo es que Janix vaya para perder. ¿Cuál es el sentido de perder un distrito que se puede ganar? No hay ningún otro que una negociación política con el gobernador Carlos Joaquín.
Ahí aparece el enojo morenista de base. ¿Por qué es tan fácil negociar distritos con el gobernador, y tan difícil negociarlos con morenistas? ¿Por qué no trabajar para ganar los 15 distritos, que es una posibilidad real?. Hasta ahora esas preguntas no tienen respuestas contundentes.
Volviendo a los distritos. En el 10, la guerra ya está sobre la mesa: la alcaldesa Lili Campos y su candidata Kira Iris, contra el Verde Ecologista, Mara, y el gobernador, todos apoyando a Estefanía Mercado. Y en el distrito 9, el control lo tiene Marciano Dzul, y no hay mucho más que decir: va a ganar MORENA.
Cozumel es un caso complejo. La alcaldesa Juanita Alonso no está para nada de acuerdo con la candidatura del Verde Ecologista Renán Sánchez, que es su secretario de gobierno. Circula ya al rumor en la isla de que directamente no habrá apoyo alguno para él.
Pero hay que dar todo el contexto. La administración de Juanita Alonso es un caos. El error que cometió al poner a familiares suyos en la nómina municipal es de amateurs, y le va a costar demasiado caro. Y no es lo único que está haciendo mal.
Juanita corre con una suerte peor que la de Lili Campos en Solidaridad. A saber: si la candidata de Lili pierde ante Estefanía, su gobierno será una sombra hasta 2024. Pero Juanita ni siquiera pone candidato. Da la sensación de que gane quien gane la diputación, si no hay un cambio radical en su gestión, el destino de Juanita ya está marcado: en 2024 le entregará el gobierno a la oposición o al Verde Ecologista.
EL CAOS EN EL SUR
Algo parecido sucede más hacia el sur. Los morenistas Yensunni Martínez, en Othon P. Blanco; Mary Hernández, en Felipe Carrillo Puerto, y Erick Borges, en José María Morelos, sólo quieren poner de candidatos a cualquiera que no haga sombra a su potencial reelección en 2024.
Pero esa decisión es insostenible. En los tres municipios, los gobiernos han arrancando con tantos errores, que el hecho de siquiera pensar en la reelección parece irreal. Si los alcaldes insisten en ese despropósito, y no ponen buenos candidatos que acerquen votos a Mara, la situación podría incluso convertirse en un verdadero riesgo.
Bacalar es otro caso que llama la atención. En el neojoaquinismo dan por hecho que esa candidatura la decidirán entre el alcalde priísta José “Chepe” Contreras; el gobernador Carlos Joaquín, y Mara Lezama. Nadie incluye en esa negociación al PT (que pondrá candidata) ni mucho menos a la 4T, que podría ganar el distrito si no lo vuelve a entregar, como hizo con la elección municipal de Bacalar en 2021.
Otra vez un escenario repetido: en algunos lugares, la 4T se empequeñece deliberadamente para hacer sobrevivir al neojoaquinismo. Hasta ahora, nadie puede explicar racionalmente ese acuerdo político.
Ahora, aún en ese escenario ¿MORENA y sus aliados pueden perder el 5 de junio? Es muy difícil. Los números de las encuestas, el peso electoral del Presidente López Obrador, la decisión Federal de darle un espacio prioritario a Quintana Roo por su trascendencia en el proyecto del Tren Maya, y la poca solidez de la oposición, dicen que es casi imposible ganarles la elección.
Hay sólo dos fantasmas tras esas casi certezas. Uno, la aparición de un fenómeno electoral (algunos le reservan ese espacio a Roberto Palazuelos).
El otro; que el triunfo electoral de MORENA sea tan ajustado y poco convincente, que la 4T gane, pero llegue tambaleante y sin convicción al inicio de su era política en el estado. Si algunas cosas importantes no cambian en breve, este ultimo escenario es prácticamente inevitable.