Hugo Martoccia
Un altísimo funcionario del Gobierno de la 4T le preguntó a Mara Lezama un par de semanas atrás, entre sonrisas e ironía: “¿Vas a ser gobernadora por cinco o por seis años?”. La referencia que importa no es la temporalidad, sino la afirmación de un destino. Un integrante del CEN dijo días atrás que el partido hoy está concentrado en la afiliación, la consulta por la revocación de mandato, y la elección del 24. Para ellos, el 22 es un camino intermedio que ya está bastante claro; ahí dicen que Mara será la candidata a gobernadora en Quintana Roo, una elección que consideran ganada.
Marybel Villegas ha fatigado (nunca mejor utilizado el término borgeano) todas las oficinas importantes de MORENA y del Gobierno Federal, preguntando si habrá piso parejo para buscar la candidatura. Le han dicho que sí. Nadie le ha dicho lo contrario a José Luis Pech o a Luis Alegre. Rafael Marín es un cisne negro político que ya sea pasea por la encuestas.
Así como se narra, ese escenario pre electoral sería casi perfecto para un partido político en ebullición. Un partido activo, con al menos cinco precandidatos a gobernador, y bajo el paraguas político y electoral del Presidente. Como se dijo, parece perfecto. Pero una sombra se cierne sobre ese escenario.
Son muchos los que piensan (esta columna entre ellos) que muy probablemente todo eso no sea más que una pantomima democrática, y que realmente los acuerdos palaciegos ya se han dado para que la candidata sea Mara Lezama.
El problema de ese escenario es que dejan a todos participar del juego, pero con cartas marcadas. Si esa situación se verifica en la realidad, el cisma interno podría ser total.
En la pasada elección de ayuntamientos la única lastimada fue Marybel, al no conseguir la candidatura en Benito Juárez. Pero entre los demás actores morenistas no hubo inconformidades mayores, porque más o menos todos entendieron que no era el momento. Pero una elección de gobernador es otra cosa. ¿Qué va a pasar cuando todos se sientan estafados por el partido?. La respuesta es una incógnita.
La única salida a ese destino fatal sería, quizá, que la voluntad presidencial se decante a favor de Rafa Marín. Difícilmente alguien podría oponerse a esa designación, que, debe decirse, cada día parece más improbable.
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ENCUESTAS Y VALORACIONES
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El presidente nacional de MORENA, Mario Delgado, cumple con su papel: a todo el que le pregunta, le dice que participe del proceso interno, que no hay nada para nadie. ¿Qué otra cosa podría decir?. Pero la política también se opera con mano izquierda; alguien debería encargarse de disminuir ansiedades y empezar a mostrar cuál es la ruta que se va a transitar y exactamente hasta dónde (o, mejor dicho, hasta quien) va a llegar.
Delgado siempre hace referencia a que las encuestas decidirán. Ahora ¿son las encuestas un método óptimo para elegir candidatos? Quizá lo sean, pero no es el caso de MORENA.
Hay que decirlo con todas las letras: en la pasada elección de Ayuntamientos no hubo encuestas en MORENA para elegir a los candidatos. No lo dice esta columna; lo reconoció MORENA ante los Tribunales electorales del país, cuando defendió su proceso interno contra cientos de impugnaciones en todo el país.
También debe decirse otra cosa: esos Tribunales avalaron el método interno de selección de candidatos de MORENA, en el cual las encuestas no son obligatorias.
La Opinión lo mencionó varias veces: hay que leer el estatuto para entender que la “valoración política” es el verdadero método de selección de candidatos en MORENA. ¿Qué significa “valoración política”? Todo y nada a la vez. Hasta ahora, ha significado que la voluntad presidencial, o, en su caso, de una cúpula morenista, es la que pone y saca candidatos.
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MARA Y SUS VOTOS
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En el entorno de Mara se preguntan porqué tanto alboroto, cuando las cosas son tan claras. El periplo político de la alcaldesa, dicen, es casi de manual (y de mucha fortuna). Fue candidata en 2018 porque lo decidió Andrés Manuel López Obrador; el Presidente demostró, una y otra vez, que forma parte de sus afectos políticos, y en 2021 le permitió la reelección (que en general no avala).
La lógica marista es que después de eso viene, necesariamente, la gubernatura.
También hacen números. Mara tiene 100 mil votos en Cancún, y, si todo se mantiene, el aparato de la mayoría de los municipios morenistas trabajando para ella.
Es cierto. Pero ese análisis no sería completo si no se dice que hay otros 150 mil votos en Cancún que no los tiene Mara, sino sus opositores. Un dato: 2 de cada 3 votos de Fuerza por México son anti Mara. Y ese partido es, hoy, la tercera fuerza política en el estado.
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EL ROMPIMIENTO
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Ese dato nos lleva a la posibilidad de rompimiento en MORENA. Si se da el escenario de que imponen a Mara ¿qué harán los demás aspirantes? ¿Se arriesgarán a ir en contra de, en ese caso, la casi segura gobernadora? Hay alguien que sí lo haría: Marybel Villegas.
La senadora sabe que si Mara es gobernadora su destino político en el estado sería muy complejo. Sólo le quedaría refugiarse en el Senado hasta el 24, y luego ver si el partido le da otra posición. En medio de eso, debe valorarse, MORENA nacional podría ser un caos, e incluso no se descarta que pudiera también haberse partido en varias pedazos.
FxM es un partido directamente ligado a Marybel, cercano a la 4T, y que podría darle una candidatura. La senadora ya habló con el MC, es recibida con los brazos abiertos por el PRD, y el PAN no la descartó; sólo dijeron que no puede ser candidata “mientras sea parte de MORENA”.
¿Podría Marybel liderar una oposición a Mara, apoyada incluso por algún sector del lopezobradorismo renuente a la figura de la alcaldesa? Sí, podría. ¿Sería competitiva? Eso dependería del escenario general. Mucho tendría que ver qué tan débil o fuerte fuera la candidatura de Mayuli Martínez en el PAN, si el blanquiazul va solo.
Y después están los imponderables. Por ejemplo, la posibilidad de que todo el aparato del estado se vaya contra una eventual candidatura de Marybel. Por ejemplo, inhabilitándola, como hicieron con Luis Gamero. Y que eso deje abierta la puerta a alguna otra aventura.
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EL FACTOR TRUMP
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En ese escenario las sorpresas, como la potencial candidatura de Roberto Palazuelos, cobran otra dimensión. Uno se tienta de escribir que esa candidatura no es más que un pasatiempo del actor, hasta que recuerda que los más importantes columnistas políticos del mundo decían lo mismo de Trump.
Lo que enseñó esa historia es que ya ninguna encuesta puede detectar las inconformidades sociales profundas. Y quizá el “morenismo conservador” que arropa a Mara no sea del todo apreciado entre el lopezobradorismo, que es la verdadera fuerza electoral en Quintana Roo. ¿Y si allí irrumpe un cisne negro?.
Un dato interesante sobre esa posibilidad. A mediados de 2020, cuando se planeaba la reelección de Mara, el CEN de MORENA hizo un análisis en el municipio para conocer los potenciales riesgos a esa reelección. El mayor riesgo (casi el único) era una candidatura independiente, fuera del sistema, porque ahí anidaban todas las inconformidades contra el Gobierno de Mara.
Aquél análisis derivó en algunas acciones políticas interesante; por ejemplo, la de desactivar a Isaac Janix sumándolo al Gobierno municipal.
¿Ese papel de outsiders podrían hacerlo Marybel o Palazuelos en el 22? Esa es la pregunta, aún sin respuesta.
Pero no hay que perder de vista la realidad ni sepultarla con especulaciones. Hoy, MORENA arrasa en Quintana Roo, pongan a quien pongan. Pero habrá que ver qué pasa en unos meses. Habrá que ver si el paraguas electoral de AMLO es suficiente para absorber la alianza con el Verde y con el impresentable neojoaquinismo, la ausencia de ideología morenista, y además los heridos que deje en su camino el proceso interno de MORENA