Hugo Martoccia
Dos frases de Rafael Marín Mollinedo cimbraron toda la política local en los últimos días, y tendrán un efecto decisivo en lo que viene.
“Donde manda capitán no gobierna marinero”. Con sólo esa frase, que repitió ante algunos conocidos, Rafael Marín volvió a poner la sucesión gubernamental de Quintana Roo en donde había estado hasta hace unas pocas semanas atrás. La referencia, obvia, fue a su conversación con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien le dijo que lo quería en el Gobierno Federal y no de candidato a gobernador.
La exclusión de Rafa dice muchas cosas, pero hay dos fundamentales. Una, evidente, es que no será candidato, y que esa carrera quizá ya tiene ganadora. La otra, es que Rafa será, pase lo que pase, una fuente de poder ineludible en Quintana Roo, al menos, mientras AMLO sea Presidente.
Hay que saber leer los mensajes y los contextos. Rafa no es candidato porque lo habló con López Obrador. Ninguno de los otros aspirantes habló con el Presidente ni sabe realmente lo que piensa. Es evidente, entonces, quien tiene acceso directo al vértice del poder, con todo lo que eso significa.
La sensación es que Mara Lezama será finalmente la candidata a gobernadora de MORENA y la 4T. Esa sensación no es etérea; hubo palabras y gestos que la confirmaron. Horas después del cónclave morenista del pasado viernes en el que participaron, además de las alcaldesa, los senadores Marybel Villegas y José Luis Pech, así como Luis Alegre, diversos referentes locales y nacionales de la 4T recibieron la confirmación: “Es Mara”, dijeron desde distintos ámbitos políticos.
También en la propia reunión de los aspirantes con la dirigencia de MORENA quedó flotando en el aire esa sensación. Marybel salió convencida de que se quiere hacer un proceso igual al de la elección de la candidatura de Cancún a inicios de este año. Y tiene razón, porque eso es lo que sucederá.
La realidad es que sólo una hecatombe política podría dejar a Mara sin la candidatura. Pero, también debe decirse, las hecatombes políticas suceden, e incluso a veces son provocadas por los propios actores políticos.
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EL VERDE Y EL “MORENISMO CONSERVADOR”
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Antes de aquella frase que inicia esta columna, públicamente, Rafa Marín había dicho otra frase que había calado muy hondo en el morenismo. “Se me ha acercado gente que no quiere que se le entregue al Verde Ecologista este estado y esta ciudad”, dijo en una entrevista. La referencia de esas palabras no son un secreto: iban dirigidas a Mara Lezama y su entorno.
No hay palabra más autorizada que la de Rafa Marín en el morenismo local. Esa palabra (con esas dudas y esos señalamientos) fue parte de lo que conversó con el Presidente. Hay quien dice que de esa conversación con López Obrador, Rafa salió sin candidatura pero con la convicción (¿la instrucción, quizá?) de poner la alianza con el Verde en el lugar exacto donde debe estar.
La premisa sería: el Verde no puede cogobernar, tener demasiado poder, ni quedarse con Cancún en 2024. Los morenistas que estuvieron en la Ciudad de México esta semana escucharon palabras similares surgidas directamente de diversos dirigentes nacionales del partido.
Pero hay que ser realistas; el Partido Verde se empoderó bajo la sombra electoral de AMLO. Hoy tiene 43 diputados federales que son fundamentales para la 4T. Tres de ellos, debe recordarse, de Quintana Roo. Eso quiere decir que tiene cómo y con qué exigir que les cumplan sus acuerdos. Y, se sabe, Cancún y Quintana Roo son una obsesión para Jorge Emilio González Martínez.
¿Se puede caer la alianza con el Verde en Quintana Roo? No parece un escenario probable. Lo que seguramente sucederá es que esa alianza se va a reconfigurar. En MORENA dicen que el Verde sólo puede tener un poder igual al 5% de los votos que representa. Hoy tiene mucho más que eso, y esa desigual proporción no se puede trasladar, de ninguna manera, a un hipotético gobierno estatal de la 4T.
En ese mismo contexto entra la alianza de facto con el gobernador Carlos Joaquín. Nadie quiere pelearse con el gobernador (es, de hecho, una instrucción) pero el “morenismo conservador” que se creó alrededor de ese acuerdo, es innecesario y contraproducente.
MORENA ha hecho ya demasiados papelones políticos para cubrirle la espalda a un gobernador al que la gente, como ya quedó en claro en tres elecciones consecutivas, no quiere.
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LA ESTRATEGIA DE MARA Y LA DEL PARTIDO
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Hay alrededor de Mara un minucioso e inteligente armado político-electoral que recolecta tanto a morenistas puros como a priístas huérfanos, y también a desencantados de todos los partidos. Nadie discute ese armado, pero sí su potencial representatividad. Se puede hacer un acuerdo con un priísta, panista o con quien sea, pero no darle una candidatura, dicen en el morenismo puro.
“¿Cómo nos veríamos si volvemos a fracasar en el Congreso?”, se preguntaba días atrás un referente del partido. Habrá, seguramente, una gobernadora de MORENA, pero se necesita un Congreso que por fin aterrice la 4T en Quintana Roo. Si no, todo el proyecto será más de lo mismo; o sea, habrá fracasado
Justamente el armado preliminar de la lista de diputados para 2022 es un tema que genera diferencias de fondo. Se sabe que Mara tiene su propio boceto, pero muchos de los nombres que allí figuran no convencen en el morenismo. Hay demasiado nombre “institucional” y hasta alguna “neojoaquinista”, prontos a ponerse la camiseta de MORENA.
Esta semana, en la Ciudad de México, un referente nacional de MORENA le dijo a un morenista local: “Eso no va a ser así; la lista de candidatos a diputados la arma el partido”.
Allí es donde MORENA debe enfocarse si realmente quiere que la candidata sea Mara. Un referente ineludible de MORENA Quintana Roo dijo este sábado: “Tenemos que trabajar mucho para reconstruir lo que se ha roto alrededor de Mara; hay mucha gente enojada y lastimada”.
Hay que volver a la Mara original, la que se sentaba con todos para acordar, hablar o limar asperezas. Pero lo que sucede es que ese colectivo denominado “todos” tiene que tener un claro sesgo morenista y de la Cuarta Transformación. No “todos” son bienvenidos.
La política es el arte de lo posible, y se construye hablando y acordando. Pero nadie puede estar bien todo el tiempo con sus supuestos adversarios y compartir agendas con ellos. Eso no es políticamente sano, para nadie; fundamentalmente para la sociedad. La 4T tiene la obligación de ser diferente. Si es parecida al Verde o al neojaoquinsimo, que ya tuvieron su tiempo en Quintana Roo, será un fracaso. Así de simple.
El espejo es la estrategia del Presidente. Acepta a casi cualquiera que se quiera sumar a su proyecto; pero la agenda, la política y las decisiones las toma él, en el marco conceptual e ideológico de la Cuarta Transformación.
Así se debe construir la alianza en Quintana Roo para 2022. De otro modo, la 4T será una sigla sin contenido.