Hugo Martoccia
Mara Lezama escribe con lápiz una lista de candidatos. Son muy pocos los que tienen acceso a esos nombres, que se escriben, se borran y se reescriben una y otra vez. “Es difícil conciliar todos los intereses, pero lo vamos a hacer. Las candidaturas al Congreso van a ser 100% para morenos”, dice.
La alcaldesa tiene algunos nombres claros y algunas decisiones tomadas: una; los 8 candidatos que MORENA va a poner en los distritos (en otros 7 pondrán candidatos sus aliados del PT, PVEM y FxM) van a ser morenos puros; otra; tiene que haber representación de todos los grupos internos.
Pero lo que parece sencillo es un problema en la 4T. Todos se sienten con derecho a ser candidatos; todos se sienten con derecho a dar opiniones y que éstas sean verdades absolutas, y así es difícil construir unidad.
Un ejemplo: esta semana, La Opinión publicó una nota sobre las reuniones que Mara tuvo con diversos marybelistas, para sumarlos al proyecto. Hubo reacciones de todo tipo, pero un sector del morenismo vio con malos ojos esas reuniones. ¿Por qué sumarlos luego de todos los agravios?, dijeron muchos de ellos. “No nos hacen falta para ganar”, dijeron otros. “Tengo que construir unidad; esa es la instrucción del Presidente y del CEN”, dice Mara.
El punto más alto de ese conflicto fue con Yensunni Martínez. La alcaldesa de Othón P. Blanco discutió fuerte con Mara. La ofendió, dice, la foto de Mara con Luis Gamero Barranco. “Esa gente me insultó y me amenazó”, le dijo Yensunni. Es cierto, pero también es cierto que ella hoy es presidenta municipal justamente por eso.
Quizá nadie impulsó tanto a Yensunni para que sea candidata como Rafael Marín (ella asegura que esa es la fuente de todo su éxito político). Pero Yensunni no debe olvidar que para que sea candidata hubo que bajar de la candidatura a Gamero. Alguien debería recordarle desde dónde se hizo esa operación política que hoy la tiene mandando en el Palacio Municipal de Chetumal. Fue Mara la que tuvo que ver con eso.
El verdadero tema de esas reuniones de Mara y los marybelistas es el fondo del asunto, que parece haber pasado desapercibido. Se trataba de vaciar de contenido los reclamos de Marybel Villegas para sumarse al proyecto. La senadora pone siempre sobre la mesa su “amplia estructura estatal” cuando negocia posiciones. Mara fue con todos y cada uno de esos referentes, y los sumó.
La estrategia puede generar polémica, pero también es válida y fue exitosa. El impacto positivo del evento de su registro, con todos a su alrededor, dice que ella tenía razón. La construcción de poder requiere esos “sacrificios”.
Ahora, Marybel negocia por sí sola un espacio en la lista plurinominal de MORENA, nada más; su “estructura” dio el salto antes que ella. Las condiciones son otras, pero podría ser candidata a diputada. ¿Va a apoyar realmente a Mara? Nadie apuesta por eso, pero la imagen de unidad ayuda a todos, incluso, y fundamentalmente, a Marybel.
LOS QUE SE VAN Y LOS QUE NO ACUERDAN
Hay una versión que dice que la salida de José Luis Pech de MORENA para ser candidato de Movimiento Ciudadano, es una negociación de alto nivel conducida por la Secretaría de Gobernación (a manos del muy hábil Adán Augusto) para sacar a Palazuelos de la elección, y evitar cualquier sorpresa. Mara niega estar al tanto de un acuerdo de ese tipo. Pero hay que entender que si así fuera, no lo diría; no al menos en este momento.
Lo que se sabe a ciencia cierta es que los pedidos de Pech a cambio de mantenerse en MORENA no podían ser resueltos. Había una lista de candidaturas a diputaciones, secretarías de estado, direcciones, y hasta la presidencia municipal de Solidaridad. No había forma de colmar esas expectativas del senador.
Aún así, el salto de Pech es extraño, casi podría decirse que ni siquiera está acorde a su estilo político. La versión más sólida parece ser que el senador entendió que en MORENA su estrella se iría apagando definitivamente, y que el MC le da posibilidad de volver a participar de la fundación de un proyecto nuevo, como en su momento lo hizo en MORENA.
No es poco, debe decirse, si logra quedarse con la franquicia de MC para lo que viene. Si así es, que haya sido o no un acuerdo cupular es lo de menos; nada cambia.
¿Es un problema electoral para MORENA? No lo parece. Si acaso, podría quedarse con algunos votos en el sur, donde hay un descontento generalizado que le cobra facturas a todos los partidos. Pero no más de eso.
El caso del otro aspirante a gobernador, Luis Alegre Salazar, es complejo. El empresario radiofónico no termina nunca de hacer las pases con Mara. Hay mucho de política en ese rompimiento, pero también mucho de una relación personal que se ha quebrado y es difícil reparar.
Mara tiene muy en claro todo eso, y espera que se arme un frente en su contra (público o a escondidas) que va intentar desgastarla política y mediáticamente, y que hará todo lo posible para que no gane.
Pero la realidad, hoy, dice otra cosa. La alcaldesa mira las encuestas todos los días. Trabaja con tres casas encuestadoras serias; no quiere sorpresas ni información errónea. “Vamos muy bien, pero hay que trabajar todos los días y lograr un triunfo contundente”, dice.
Sabe que a su alrededor se ha creado un “microclima” de obediencia y triunfalismo, pero le cuesta encontrar la salida a ese problema. No sirve que todo el mundo le diga que sí, o prefiera no enfrentarla. Pero no es fácil encontrar quién pueda plantear las cosas de otra forma.
A su alrededor ya se empieza a sentir la pesada y sólida mano del poder. Literalmente, se “siente”, es casi un hecho constatable, hasta en las formas y las palabras. Y eso intimida a cualquiera. Cuando un poder de esa magnitud se asienta sobre una persona, todo cambia a su alrededor.
LA LISTA Y LAS SORPRESAS
Mara anticipa al menos una sorpresa muy grande cuando aparezcan los nombres de los candidatos. y ciertamente lo será. Tiene una lista de gente en la que confía y a la que incluso tiene aprecio. Pero sabe que ninguno de ellos será candidato. Aclara, otra vez: “es el tiempo de los morenos”.
Algunos de esos nombres serán acordados con las alcaldesas Yensunni Martínez y Mary Hernández, cuando corresponda a sus demarcaciones. Pero la lista que maneja Mara, por supuesto, va mucho más allá de los 8 distritos en donde pone candidato MORENA. Tiene injerencia en los nombres de sus partidos aliados, como debe ser.
Aún hay alguna diferencia en un par de nombres que ellos proponen, pero confía en que va a tener mano para tomar decisiones. Otra vez: más allá de que las dirigencias nacionales de los partidos darán la palabra final, lo cierto es que la política obliga a que todos los nombres tengan que tener al menos la venia de la candidata. Al fin, ese Congreso será la base de su gobernabilidad.
Mientras tanto, Mara trabaja en su discurso de campaña, que es simple (todo 4T) pero que a la vez le exige pulir mucho su forma de abordar los temas más polémicos, como la relación con los Verde Ecologistas o con Carlos Joaquín. Hasta ahora, los mensajes han sido ambiguos en esos temas, tanto para adentro como para afuera. Y esa confusión llegó mucho mas allá del discurso.
También, trabaja en cómo dejar armado el gabinete en Benito Juárez para cuando solicite licencia los primeros días de marzo. No quiere ninguna sorpresa desagradable cuando la campaña absorba todo su tiempo.
Un poco más allá, sabe que necesitará un shock de confianza y credibilidad para cuando asuma el poder, en septiembre próximo (la calidad de su campaña tendrá mucho que ver en eso) e incluso la política le exigirá otras decisiones, como comenzar a pensar de inmediato en su sucesión en Benito Juárez.
Parece que todo eso estuviera muy lejano, pero en realidad no lo está. El 5 de junio a la noche, si los votantes reflejan lo que dicen las encuestas, todo el Poder estatal va a comenzar a mudarse y quedará concentrado en sus manos.
Y para ese entonces, el rumbo fundamental debe estar claro, y las decisiones más importantes ya deberán estar tomadas. Hay un lugar común, muy real, que dice que la política no acepta demoras ni vacíos.