Hugo Martoccia
El tema del Presupuesto de Egresos del estado parece haber disparado varios conflictos internos y externos de la 4T. La palabra conflicto, en este caso, no alude solo a problemas, sino que también tiene que ver con la acepción de lucha o pelea. O sea, algo así como la 4T en estado puro, algo nada común en Quintana Roo.
Por ejemplo, si se analiza el impacto del Presupuesto desde el lado del problema, allí se sitúa el constante recelo entre los morenos locales y los verdes ecologistas, que encontraron un nuevo campo de batalla por el dinero que manejarán estos últimos en el Presupuesto 2023, que son alrededor de 2 mil 600 millones de pesos.
Pero si se analiza ese impacto en la acepción de lucha, con la presentación del Proyecto de Presupuesto 2023 la gobernadora dividió las aguas políticas como pocas veces durante su carrera política. Mara dominó la agenda política con un mensaje que la puso en el lugar de la abanderada indiscutible de la 4T, lo que ya le creó los primeros enemigos: el poderosísimo lobby hotelero, que no quiere pagar más impuestos.
Aunque parezca un contrasentido, esa lucha es buena. Nada define mejor a una política que sus enemigos.
El tema es hasta donde llegará esa posición hotelera. Hay quien ve allí, incluso, el germen de una oposición política, que hoy nadie asume. El PAN eligió este domingo una dirigencia más cercana a Mara y a Marybel Villegas que a sus bases y postulados. El MC aún no termina de asentarse, de forma ni fondo. El PRI y el PRD están ocupados en dirimir su supervivencia, antes que pensar en cualquier otra cosa.
¿Saldrá de la hotelería la oposición formal de Mara? Esa es una buena pregunta para hacerse.
Y más allá de eso, Mara Lezama tiene otros conflictos latentes; por ejemplo, en el Teqroo y en el Ieqroo. Y casi todos surgen de un mismo tema.
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EL PODEROSO VERDE
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En la dirigencia de MORENA dicen que ya es casi un lugar común de cada gira que se hace por el estado, encontrarse con las quejas de la militancia por lo que ellos consideran el avance del Partido Verde en todos los ámbitos.
En los últimos días, a esas quejas le han puesto números. En el morenismo dicen que se le ha dejado al Verde el manejo de alrededor de 2 mil 600 millones de pesos del Presupuesto 2023. El número no es caprichoso.
Allí se cuentan los 1068 millones que manejará Eugenio “Gino” Segura en Sefiplan; los 742 millones que tendrá Pablo Bustamante en Desarrollo Social; los casi 92 millones de Irazú Sarabia (políticamente vinculada a Juan Carrillo) en Obras Públicas; los 85 millones de Armando Lara de Nigris en Sedatu, y los 100 millones de Huguette Hernández en SEMA.
Y, por supuesto, allí deben sumarse los 692 millones que podría recibir el Congreso, que maneja el verde ecologista Renán Sánchez Tajonar. De ese monto, 200 millones son para la Auditoría Superior del estado y el resto es para los diputados.
Desde el entorno de Mara Lezama desestiman esa versión. Dicen que los principales presupuestos, que son Sefiplan, Congreso y Desarrollo Social, están condicionados por gente de la gobernadora, que no permitirá que el Verde asuma esos fondos como parte de su estrategia de campaña para 2024.
En los otros casos, dicen que hay pocas o nulas vinculaciones de esas secretarías con el Verde.
Como sea, los recelos en el morenismo de base crecen, y ya requieren de una decidida intervención de la gobernadora para frenarse.
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EL LOBBY HOTELERO ¿LA OPOSICIÓN DE MARA?
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La presentación del Presupuesto también despertó al que quizá sea el poder fáctico más poderoso y organizado del estado (al menos del lado de la legalidad) que son las asociaciones de hoteles. El aumento de la alícuota del Impuesto al Hospedaje del 3 al 5% levantó fuertes críticas de ese sector.
Lo que se pelea no es menor. Se trata de alrededor de 1500 millones de pesos extras, que los hoteleros van a cobrar sí o sí en su tarifas, pero que prefieren que sean destinados a sus casas matrices antes que al Gobierno del estado.
Por supuesto, no tienen toda la culpa por desconfiar. Aceptaron aumentos de Roberto Borge y Carlos Joaquín, que terminaron siendo un fraude. Con esos dos ex gobernadores como antecedentes nefastos, Mara Lezama debe convencerlos que ahora las cosas serán distintas.
Pero en el fondo se trata de la clásica puja distributiva, que ha estado casi ausente el estado, porque siempre los hoteleros salieron ganando. Ahora, han plantado una postura fuerte contra los aumentos y la decisión de Mara. Pero la gobernadora también tiene sus argumentos.
En el entorno de la gobernadora dicen que la hotelería pasa por su mejor momento histórico, según datos oficiales. Hay noticias históricas en número absoluto de visitantes, gastos, tarifas hoteleras y ganancias. Por el otro lado, Quintana Roo tiene los peores indicadores sociales de historia.
El aumento de la alícuota que se propone pasaría la recaudación de ese impuesto de alrededor de 1500 millones en 2022 a 3 mil millones en 2023, que irán a política social. Es una medida 4T que la gobernadora está dispuesta a sostener pase lo que pase, porque ahí está toda su base política y electoral.
¿Que harán los hoteleros? ¿Se animarán a crear un émulo local del hasta ahora infructuoso “Va por México”? A ese sector no le faltan recursos ni ideas. Sólo requerirían de una o varias figuras políticas que representen sus intereses, y encontrar su Claudio X. González y sus candidatos. No parece una tarea imposible.
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LO ELECTORAL
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El Instituto y el Tribunal Electoral pueden convertirse en un problema inmediato para Mara.
El primero por un tema presupuestal. El Ieqroo había pedido 232 millones de presupuesto para 2023 . Le envió ese proyecto a Sefiplan, y esa dependencia estatal le bajó 30 millones de pesos. Si bien ese monto que pidió el Ierqroo es insultante, Sefiplan, si fue el que cambió esos números, se equivocó. Hoy, la consejera presidenta del Instituto, la inasible Rubí Pacheco, tendría la opción de presentar una controversia contra esa intromisión del Gobierno Estatal en su presupuesto. Y es muy posible que la gane.
El Gobierno, según diversas sentencias que ha dictado la Suprema Corte de Justicia, no puede tocar esos proyectos de Presupuesto, que deben pasar inalterados al Congreso. Son los diputados los únicos autorizados para hacerle modificaciones. Habrá que ver si Rubí Pacheco se anima a enfrentar a Mara Lezama, o prefiere llevar (al menos al inicio de su gestión) la fiesta en paz.
El otro problema es el Tribunal Electoral. El 9 de diciembre deja su cargo el magistrado Víctor Vivas Vivas, y hasta ahora nadie sabe qué va a pasar. El Senado de la República debería nombrar a una magistrada, pero no lo ha hecho ni lo tiene en carpeta para los próximos días.
El actual presidente, Sergio Avilés Demeneghi, quiere poner en el cargo a una incondicional suya, con lo que tendría el control total del organismo. Hasta hoy, a menos de una semana de que eso suceda, nadie del Gobierno parece estar operando un tema tan sensible.
El marismo es así. Ha encontrado discurso, relato y se ha adueñado de la agenda política. Pero a veces los más elementales vasos comunicantes de la política se le salen de control.