De ser llamada a ser la principal figura opositora del estado, Marybel Villegas poco a poco se ha desdibujado y, como diría el clásico jalisciense, ya no se entiende para dónde jala.
Y otra vez, Villegas perdió. Se presentó para la presidencia de la Mesa Directiva del Senado, con el apoyo del monrealismo. Pero ganó la candidata oficial de Palacio Nacional, Ana Lilia Rivera.
Para más de uno, se trataba de una de sus últimas cartas de la Senadora para posicionarse rumbo al 2024.
Pero, el derrotero de Marybel es aún peor que su secuencia de derrotas, en las que se incluye su fallido intento de ser presidente de la Jugocopo del Congreso del estado, apenas el año pasado.
Desde hace mucho Marybel perdió el rumbo y su identidad política. Poco a poco cedió hasta terminar siendo una más de “la bola” en el morenismo caribeño.
Una a una Marybel tiró al monte sus banderas que le habían dado presencia en la entidad.
Tiró la bandera contra la invasión de los verdes.
Luego, abandonó la bandera de Aguakán.
Y de último se rindió ante a sus acérrimos adversarios en Morena.
Se quedó sin banderas.
Optó, por la fácil y ponerse a disposición de la 22 de Enero
El costo fue que a final de cuentas Marybel se quedó sin banderas y sin identidad propia.
Ahora, está en la larga fila de aspirantes morenistas, en la que, obviamente, los que tienen preferencia son los cercanos a la 22 de Enero y entre los, que por supuesto, Marybel está más allá de 50 mil kilómetros a la redonda