Francisco J. Rosado May
fjrmay@hotmail.com
Estamos viviendo una inédita competencia política para la presidencia de México en 2024. No se llama ni pre-campaña ni mucho menos campaña, pero tiene mucho parecido.
Académicos y políticos de café han abordado lo que sucede en México en el contexto de lo que pasa en otros países. Por ejemplo, la recién elección en Guatemala, la irrupción de la derecha en Argentina con Milei, el desempeño de Lula en Brasil, la alta aceptación de Trump en Estados Unidos, incluso lo que vivimos en México con Fox y AMLO y lo que hoy representa Xóchitl Gálvez. Una lectura es que vivimos un momento en donde la sociedad, cansada de las formas y de la clase política de siempre, está mirando en otras direcciones, otras narrativas. Si alguien habla bien, se conecta con el sentir de la gente y tiene apoyo suficiente, podría triunfar en una competencia electoral. Hoy el antisistema parece ser la tendencia de los votantes.
No obstante, es oportuno hacer un análisis desde la teoría política, usando una herramienta que puede explicar fenómenos electorales más allá de la clásica separación entre izquierda, derecha o centro.
Desde finales de los años 1800, Marx y Engels nos aportaron tres conocidas leyes, que se desprenden del materialismo dialéctico. Las leyes y ejemplos de su aplicación en cuestiones electorales se describen enseguida.
1. Ley del cambio cuantitativo en cualitativo. Uno de los mejores legados de AMLO es el de los programas de apoyo social como la pensión del bienestar. El programa se puede cuantificar, medir, proyectar a futuro. Por su naturaleza y aceptación difícilmente quien sustituya a AMLO lo elimine. Pero se vería mal si no hace cambios; para ello necesita identificar elementos que cualitativamente permitan mejorar el programa, lo que conlleva a un cambio en calidad no solo en cantidad.
2. Ley de la unión y lucha de contrarios. El proselitismo de Ebrard en días previos a la aplicación de la encuesta que definirá quien será la persona que abandere a MORENA, claramente muestra cómo funciona esta segunda ley. Ebrard y Claudia son contrarios, aunque militen en el mismo partido tienen el mismo objetivo. Para que cualquiera de los dos se posicione mejor, necesita a fuerza del otro. En cualquier competencia es necesario que exista cierta unión entre contrarios, que al mismo tiempo están en lucha entre sí.
3. Ley de la negación de la negación. En su narrativa y campaña, cada candidato/a posiciona elementos clave de su visión de gobierno, generalmente comparando lo que propone contra lo que existe. La nueva propuesta es de hecho una negación de lo que existe, que a su vez cuando se posicionó y triunfó en una elección, negó lo que existía en su momento. Las propuestas de AMLO fueron una negación de lo existente, al grado que eliminó programas. La persona que lo suceda también negará, poco o mucho, lo que ha hecho AMLO, independientemente de si es o no del mismo partido político.
Entender lo anterior es bastante útil para los libres pensadores, que no están atrapados entre posiciones de izquierda, derecha o centro y también para los pro o anti sistemas. Permite hacer un análisis crítico de las condiciones y contexto en una elección y tomar una decisión bien pensada.
Es imperativo que nuestra sociedad reconozca el libre pensamiento y no coaccione a quienes ejerzan ese derecho, aunque sean empleados del gobierno o beneficiarios de programas sociales.
¿Tenemos la suficiente madurez y masa crítica para que el cambio a través del ejercicio del voto sea razonado y no inducido? Pronto lo sabremos.
Es cuanto.