Hugo Martoccia
En las últimas semanas se han incrementado alrededor de Mara Lezama los análisis estratégicos de cara a la elección de 2024. Hay una coincidencia en el sentido de que una vez resuelta la candidatura presidencial de Morena entre las “corcholatas”, a inicios de septiembre, se largará de manera definitiva el proceso local. La gobernadora ha establecido ya los aspectos básicos a definir: la elección federal, los municipios que van bien, los que hay que pelear y las prioridades. La elección de Solidaridad está entre éstas últimas.
“Es indispensable. No podemos perder Playa, de ninguna manera”, dijo Mara días atrás. Con esa frase, la gobernadora despejó, hacia adentro, cualquier duda sobre acuerdos políticos allí. Necesita ganar Solidaridad porque no quiere ningún frente opositor mantenido con los abundantes recursos financieros que se generan en ese municipio.
La ruta para Solidaridad está marcada. Hasta ahora, la que va arriba en las encuestas es la diputada verde ecologista Estefanía Mercado. De hecho, un sector del marismo ya está trabajando con ella. Pero la gobernadora ha dicho que todos deben seguir trabajando porque esa será la última encuesta que se hará en la 4T. Mara va a resolver antes lo que está casi resuelto, y luego se va a dedicar a lo más complicado; allí aparece Solidaridad.
Los números que Mara maneja hasta hoy, es cierto, dicen que Estefanía va arriba. Pero también es cierto que el voto morenista, desperdigado por aquí y por allá entre nombres diversos, tiene mucha fuerza. Eso es lo que quiere dirimir en una encuesta final.
Otra decisión que tomó, y que alude o influencia sobre Solidaridad, es mantener a Cristina Torres en la Secretaría de Gobierno. La gobernadora siente que Cristina le sirve mucho en ese espacio y no quiere desproteger esa área central de la administración. Sólo una situación extraordinaria la sacaría de allí para volver a Playa del Carmen.
Un dato extra. La estructura política y electoral de Cristina en Solidaridad (y de cualquiera que no quede en la candidatura) deberá apoyar a quien sea el candidato en Solidaridad, aunque no sea de su agrado. Esa es una condición innegociable para la gobernadora.
Ya se le agotó la paciencia para las deslealtades o la falta de compromiso.
Ejemplo Cancún
La idea de la gobernadora es que una vez que termine la interna nacional de la 4T se definan, primero, las candidaturas en los ayuntamientos con más posibilidades de ganar y donde hay menos problemas internos. Y luego lo más difícil.
En el primer grupo aparecen las reelecciones más o menos seguras: Felipe Carrillo Puerto, con Mary Hernández; José María Morelos, con Erick Borges; Puerto Morelos, con Blanca Merari; Tulum, con Diego Castañón; Othón P. Blanco, con Yensunni Martínez, y, en los últimos días, se sumó a ese grupo Juanita Alonso, que parece que empieza a ganar la batalla por la reelección en Cozumel. Las últimas dos alcaldesas no terminan de convencer totalmente, pero en este momento han mejorado su situación.
Los que están en duda son Lázaro Cárdenas, con Emir Bellos, con una situación electoral muy complicada, y Bacalar, donde “Chepe” Contreras es un apuesta natural, pero para nada segura aún.
En todos los municipios la gobernadora hará encuestas propias para definir quiénes están mejor posicionados. Con esos datos ordenará el escenario, para que a las encuestas finales de Morena lleguen sólo quienes están en condiciones reales de disputar una candidatura. No quiere que el partido se le desordene por apetencias electorales sin sentido.
El ejemplo es Cancún. Allí la situación ya está muy definida. El marismo y el morenismo se mueven casi de manera unánime hacia la reelección de Ana Paty Peralta, y por el otro flanco aparece Marybel Villegas. No hay nadie más con posibilidades reales de ganar. (La única sorpresa, ya se ha dicho, sería Vero Lezama).
La idea de Mara es encuestar, primero, a todos los que quieren ser candidatos a la presidencia municipal (allí aparecen Anahí González, Jorge Sanen, Humberto Aldana, Pablo Bustamante, entre otros, todos con un dígito en las encuestas) y con esos números explicarles que no pueden ser candidatos a alcaldes, porque no les alcanza, pero sí a diputaciones federales y locales y regidurías.
Ese trabajo político de ordenamiento de candidaturas y posiciones organizará al marismo contra los adversarios internos, primero, y luego contra los externos.
La idea de fondo es replicar en todo lo que se pueda el esquema de elección de las “corcholatas” nacionales. O sea, poner en las encuestas finales a quienes realmente tienen posibilidades, y evitar conflictos internos innecesarios.
También, en algunos casos, se van dejar para la encuesta final de Morena un par de nombres para validar el proceso, como lo que hacen Ricardo Monreal o Manuel Velazco con las “corcholatas”. Eso se utilizará, fundamentalmente, en municipios y senadurías.
Esa forma de llevar el proceso interno ya fue puesta sobre la mesa con varios actores políticos, entre ellos la propia Marybel Villegas, que lo aceptó.
Para el final, como ya se dijo, quedarán las posiciones más difíciles. Entre ellas, Solidaridad o Isla Mujeres, que requieren de un análisis especial.
Pero son circunstancias diversas. Isla Mujeres es, en el peor de los casos, una complicación política (Atenea Gómez no es parte de los afectos políticos de Mara), pero Solidaridad es una amenaza real.
Operación 2027
Como ya se ha dicho varias veces en este espacio, la elección de 2024, para Mara Lezama, tiene varios significados. El más trascendente de ellos es el que tiene que ver con su futuro. Quienes ganen en 2024 serán las cartas que jugarán en la sucesión gubernamental de 2027. Propias y ajenas. De ahí la trascendencia de un lugar como Solidaridad.
La gobernadora no quiere cartas ajenas ligadas a grupos políticos que ya tuvieron su momento. La potencial reelección de Lili Campos es, en sí misma, mucho menos peligrosa que la permanencia política del neojoaquinismo residual, que está incrustado en esa administración.
Mara ya ha empezado a tomar decisiones para separar su Gobierno de ese pasado nefasto que, lamentablemente, la 4T nacional protege. El neojoaquinismo ha sido un cáncer político para Quintana Roo, y la única manera de extirparlo es quitarle su último bastión de poder.
Por eso, para el marismo, ganarle a Lili Campos en Solidaridad, es una prioridad absoluta para 2024.