Más allá de los lugares comunes, las lisonjas y adjetivos condescendientes, Mara Lezama significa el principio y fin de una larga etapa de tradiciones, usos y costumbres de la clase política quintanarroense.
Mara es la primera persona cancunense que llega a la gubernatura de Quintana Roo, la entidad más joven de México que está por cumplir 50 años de su condición de estado libre y soberano.
Hasta ahora había una alternancia, algo desequilibrada, entre chetumaleños y cozumeleños y acuerdos y complicidades entre dinastías y familias.
A la vez, Mara es la primera política no procedente del PRI que despachará en la 22 de Enero
SI bien el gobernador Carlos Joaquín González fue electo bajo las siglas del PAN-PRD, fue alcalde de Playa del Carmen y diputado federal del PRI, además de haber tenido cargos partidistas, como delegado regional del partido en el centro-norte del País.
Hasta se dice que pese a que fue postulado por la oposición, Carlos Joaquín contó con la bendición del entonces presidente (priista) Enrique Peña Nieto.
Con la obvia excepción de Jesús Martínez Ross, que fue el primer gobernador de la entidad, los demás mandatarios estatales tienen antecedentes de largas carreras. Hasta Beto Borge tuvo que hacer algo de talacha.
Sin carrera
Procedente de los medios, Mara acechó en la política en 2016 como precandidata alcaldesa de Cancún, aunque se desistió de último hora de su nominación.
Pero a final de cuentas se convirtió en alcaldesa dos años después como candidata de Morena, y, se podría establecer que en 2018 inició formalmente en política.
Y bastaron 4 años para que sea gobernadora.
Si bien los orígenes y escuelas podrían ser diferentes, y hasta opuestos, entre Mara y sus antecesores, hay, de entrada, dos tremendas coincidencias, que marcan la reedición de usos y costumbres del no tan viejo PRI.
Malas compañías, viejas prácticas
Mara es acompañada, por el Verde, que ya compartió el poder con el PRI, y con uno de los peores referentes, como fue Roberto Borge.
Y como en 2013, precisamente, en el “borgismo” Mara tiene manga ancha en el Congreso del estado, con 21 diputados que participaron con los partidos de Juntos Hacemos Historia.
¿Quién no recuerda el “paquete de impunidad” que “Beto” Borge, cínicamente elaboró con 21 diputados del PRI y partidos aliados, incluido el PVEM?
Aunque Mara, representa un nuevo linaje, está ante una muy fascinante tentación autoritaria con un Congreso de mayoría “copeada”.
Hay un riesgo latente de, a pesar tener una procedencia y un camino tan disímiles a sus antecesores, repita usos y costumbres de la tradicional clase política quintanarroense.
Para empezar tiene el poder absoluto y aliados demasiado incómodos.