Hugo Martoccia
En los últimos días comenzaron a circular nombres que se anotan por MORENA para la elección 2024. Hay mucho interés de alcaldesas y alcaldes de venderse como “nombres puestos” para la reelección. También hay quienes juegan a ser las preferidas del poder. Ese ida y vuelta de versiones, válido en el juego de la política, requiere también un orden. Ese orden lo puso Mara Lezama. “No hay reelecciones ni candidaturas aseguradas; deben ganar las encuestas”, ha dicho la gobernadora.
Hay que poner esa frase, referida en un ámbito privado, en contexto. Todos saben que Mara “tiene su corazoncito” dirigido a ciertos nombres, como dijo alguien que la conoce bien. Pero sus prioridades tienen un orden que no refiere a simpatías personales, sino al ejercicio del poder.
La prioridad absoluta es ganar las elecciones de 2024, porque será la confirmación de su poder y la consolidación de su Gobierno. Segundo, en esas elecciones deberá quedar armada la grilla de largada para la sucesión de 2027. Y tercero, para eso no necesita sólo buenos candidatos, sino también buenos gobernantes.
Ese es el orden de prioridades. Si alguna de sus simpatías políticas encaja dentro de los requisitos prioritarios, mejor aún. Pero si no lo hacen, no serán candidatos.
En este punto volvemos a la frase que titula esta columna. Lo primero que se va a mirar a la hora de tomar las decisiones sobre candidaturas serán las encuestas. El que no sea competitivo, no va a jugar; así de simple. Y las decisiones las va a tomar Mara, para despejar así las dudas sobre el ámbito de poder en donde esto se resolverá.
En esas decisiones, seguramente, estarán incluidos los acuerdos políticos que hay en la 4T y más allá (algunos francamente perniciosos). Pero ese es otro tema que requiere de un análisis diferente.
EL EJEMPLO ANAHÍ
A la hora de intentar explicar la estrategia de Mara, la situación de la diputada federal Anahí González es un buen ejemplo. Para nadie es un secreto ya que Anahí es la elegida de la gobernadora para la candidatura de Cancún. Incluso, en los últimos días esa postura ha sido reafirmada. Pero la propia Mara es la más consciente de que la situación, hoy, en los números, dista mucho de las expectativas.
A Anahí se le ha dado y se le dará todo el apoyo posible. Todo el marismo está alrededor de ella. Pero para ganar Cancún la diputada requiere al menos 40 puntos y una oposición dividida. De lo segundo quizá se pueda encargar Mara; de lo primero debe encargarse Anahí. Y hasta ahora no lo ha hecho.
Los que apoyan a la diputada dicen que es sólo una cuestión de traslado de votos: una vez que Anahí sea candidata, va a absorber todos los votos del lopezobradorismo, como sucedió en el distrito electoral federal 2, del sur del estado, en 2021. Pero Cancún es mucho más complejo, y el lopezobradorismo, como quedó también demostrado en 2021, ya no es mayoría sino primera minoría, lo que es una situación muy diferente.
Eso significa, en términos simples, que una mala candidata de MORENA pierde ante una oposición unida. Así de simple.
Uno de los más fiables operadores electorales de la gobernadora dijo en las últimas horas: “A Anahí la conocen sólo en las bases de MORENA”. Hasta ahora, eso le alcanzó para ser regidora, presidenta del partido y diputada federal. Si ese ámbito limitado al partido es suficiente para ganar en 2024, será candidata. Si no le alcanza, no.
Sabedora de esto, la alcaldesa Ana Paty Peralta utiliza su espacio político, que le da gran visibilidad, para posicionarse. Y ahí está la senadora Marybel Villegas, que ya ha dicho que en el 24 será candidata sí o sí, con todo lo que eso significa. Ambas quieren convencer a Mara de que son las candidatas naturales para el mayor municipio del estado.
OTROS MUNICIPIOS
La situación es parecida en los otros municipios. Yensunni Martinez (Othón P. Blanco) Mary Hernández (Carrillo Puerto) Erick Borges (José María Morelos) Juanita Alonso (Cozumel) Emir Bellos (Lázaro Cárdenas) y Marciano Dzul (Tulum) quieren la reelección. Pero no todos están en condiciones.
La que tiene la situación más difícil es la alcaldesa de Cozumel. Juanita Alonso no hace pie en su Gobierno y la inseguridad está desbordada. Los números, hoy, no le dan para pensar en tres años más de Gobierno.
Yensunni y Mary Hernández son dos incógnitas. ¿OPB votará por un tercer Gobierno consecutivo de MORENA? ¿El particular estilo de la alcaldesa de Felipe Carrillo Puerto ha gustado a los habitantes? Las encuestas darán las primeras respuestas.
También Emir Bellos y Erick Borges tienen problemas, y, en el caso del segundo, tiene una oposición sólida que podría dar la sorpresa. Blanca Merari, en Puerto Morelos, quizá pueda reelegirse por ausencia de contrincantes, pero se le pondría muy complicado si allí se formase una oposición. Algo muy similar le pasa a José Alfredo “Chepe” Contreras en Bacalar. Lo de Marciano Dzul es más simple: no hay, hasta hoy, números ni candidatos que desafíen su reelección.
Luego están los municipios que hay que pensar en ganar, Isla Mujeres y Solidaridad, que tienen realidades diferentes. En la isla, hasta ahora, no hay señales de que la gobernadora piense modificar el acuerdo que tiene con Juan Carrillo, a pesar de los intentos de cercanía que hay de parte de la alcaldesa Atenea Gómez Ricalde hacia Mara. La gobernadora ha dicho que quiere el municipio para la 4T y con candidato propio. Y hasta ahora no hay una contraorden.
En Solidaridad la marca MORENA es muy fuerte, pero requiere candidaturas que la sostengan. El Verde, se sabe, quiere poner allí a la diputada Estefanía Mercado. Pero lo que hay que medir es si el morenismo la acepta, porque ahí ya se han perdido elecciones por poner candidatos sin fuerza.
En ambos lugares, como ya se dijo, serán los números los que marquen las primeras decisiones.
LA OPOSICIÓN INVISIBLE
La otra cara de esta moneda es la oposición. Sucede que para que alguien pierda una elección, otro la tiene que ganar. Y allí hay un problema grave en los partidos opositores. Hasta hoy, esos partidos no se han parado ni siquiera discursivamente frente a la 4T, y excepto contadas excepciones (Lili Campos y poco más) no tienen candidatos competitivos.
Si continúan con esa apatía, van a solucionarle las decisiones a Mara. La gobernadora tiene los recursos políticos para fraccionar y cooptar a la oposición, y mucho más si esa oposición esta esperando exactamente eso. Parece que es mas rentable el papel de ser una oposición cómoda al poder, que intentar ganar elecciones.
Pero más allá de eso, Mara quiere candidatos muy competitivos porque sabe que el 2024 puede convertirse, si se dan ciertas condiciones, en una elección difícil. Por ejemplo, si se cumple el nivel de participación de otras veces, en el estado podrían votar alrededor de 800 mil personas, 250 mil más que el pasado 5 de junio. Si una mayoría de esos votantes sale a votar en contra de la 4T, todas las proyecciones pueden cambiar.
La multitudinaria concentración que la oposición realizó este domingo, muestra que la 4T empieza a sufrir un desgaste importante (algo natural en el ejercicio del poder y en entornos de gran confrontación pública) y que por eso las fuerzas “conservadoras” están muy lejos de la “derrota moral” en las que se las quiere encasillar.
Si en el ámbito nacional la alianza opositora puede canalizar ese sentimiento en las urnas, el impacto en los estados podría ser muy importante. Mara Lezama no quiere sorpresas, y por eso el primer requisito para ser aspirante es estar arriba en las encuestas.
Quién crea que la simpatía personal que la gobernadora le dispensa le garantiza una candidatura, quizá debería comenzar a rever su estrategia.