Por: Hugo Martoccia
Un par de hechos sucedidos en la semana que termina muestran las dos caras del gobierno de Mara Lezama. En una de estas escenas se ve a la propia gobernadora encarando por sí misma el complejo tema de la desaparición de personas, que había generado un caos en la Zona Hotelera de Cancún por una marcha. Mara tuvo una reunión maratónica con los familiares de desparecidos, que concluyó con la toma de decisiones concretas, como el cambio de titular de la Comisión del área.
La otra escena sucedió en el Congreso, cuando los diputados tuvieron que discutir tres iniciativas de ley de reforma constitucional para quitar los candados que impiden bajarle el presupuesto a los poderes Legislativo y Judicial y los organismos autónomos. Mara había anunciado esa iniciativa en su toma de protesta, pero la tardanza para presentarla hizo que los diputados se adelantaran, y se generó un ida y vuelta innecesario.
En las dos escenas se ve la centralidad política y el liderazgo de Mara. En la primera, porque salió por sí misma a encarar un tema muy complejo, y sólo ella pudo generar credibilidad del otro lado para empezar a dialogar. En la segunda, porque los diputados terminaron finalmente discutiendo sólo la iniciativa de la gobernadora, y aprobándola en tiempo récord.
Pero en ambos temas, también, se notó que casi no hay filtros entre la gobernadora y las crisis, conflictos, y la propia función del gobierno. El conflicto en la zona hotelera duró más tiempo del que debía. Este fin de semana en el Congreso se preguntaban: si nadie supo cuándo la gobernadora iba a presentar su iniciativa ¿quién es el interlocutor entre el Congreso y la gobernadora? Evidentemente, no lo hay.
Otras dos consideraciones sobre esos temas, que abarcan toda la gestión de Gobierno. Una tiene que ver con un cierto recelo que se ha generado en el entorno de la gobernadora con algunos diputados y diputadas. Ven cierto protagonismo innecesario y fuera de lugar.
En ese entorno se dice que primero hay que instalar la 4T, con los costos políticos y las polémicas que eso genere (y el Congreso es fundamental para ello) y luego pensar en la concentración de poder, los proyectos personales o las eleciones 2024. Hay algunos y algunas, en el recinto Legislativo, que tienen la agenda al revés.
La otra consideración es muy compleja, y tiene que ver con la Fiscalía General del estado. La última andanada mediática a favor del Fiscal Oscar Montes de Oca, propone que removerlo de su cargo no sería bueno para el estado, y que de hecho hay que fortalecerlo para que se mantenga.
Pero esa idea, instalada desde el neojoaquinismo residual, que tiene ahí su mayor coto de poder en el actual quinquenio, padece de una falla lógica insostenible: considera a la Fiscalía como parte de la solución a la crisis de seguridad, cuando en realidad es parte del problema.
Sólo hay que asomarse al tema de la desaparición de personas y los delitos contra las mujeres, para ver cual es la situación. En ambos temas, en los cuales la pasada administración de Carlos Joaquín quedó totalmente reprobada, la primera exigencia de las víctimas es remover al Fiscal. Las acusaciones que hicieron contra la Fiscalía en la reunión con la gobernadora son muy graves.
Es difícil construir soluciones desde ahí.
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LA MAQUINARIA GUBERNAMENTAL
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La carencia de interlocutores válidos entre Mara y otros eslabones del gobierno y del poder también se nota en su relación con los alcaldes, su gabinete y su propio partido, MORENA. Con los alcaldes existe la misma queja de ambos lados: Mara se siente sola a veces, con poca compañía, pero también sus alcaldes y alcaldesas no distinguen claramente quien es el nexo entre los municipios y la gobernadora. No puede todo ser una relación directa entre ambas partes, porque no hay las condiciones ni el tiempo para que eso suceda.
Por ejemplo, en días pasados los alcaldes firmaron acuerdos sobre Catastro y Movilidad que quizá requerían de algunos compromisos previos. Una situación similar se ve con el partido. En los últimos días se ha abierto allí un conducto para acercar a MORENA con la agenda de la gobernadora, pero aún se requiere de una relación mucho más fluida.
No se trata, dicen, de que haya falta de actividad por parte de esos actores políticos o del gabinete, que ya empieza a tomar forma. De lo que se trata es de lograr una mayor coordinación de agendas y objetivos, para que no se dispersen los esfuerzos.
Aún falta ajustar algunas piezas y colocar algunos nombres en puestos claves que generen esa funcionalidad, para que no todo cargue sobre las espaldas de Mara Lezama, o deba pasar obligatoriamente por ella.
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LA CARA OCULTA DE LA 4T
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La semana tuvo también otras noticias nada gratas a la 4T. Con diferencia de unas pocas horas, Andres Manuel López Obrador confirmó que Carlos Joaquín será Embajador en Canadá, y la ex titular de Sefiplan, Yohanet Torres, volvió a ocupar su banca en el Congreso del estado, como si no tuviera nada que ver con los 7300 millones de pesos de deuda de corto plazo que dejó.
Ambos hechos están vinculados, porque implican que esa alianza del ex gobernador con el Presidente está firme, lo cual es una mala noticia para la 4T local, y, más allá, para todos los quintanarroenses.
Al final, el tema también tiene que ver con el gobierno. Son muchos aún los funcionarios de la pasada administración que se mantienen en sus cargos. Una política local se sorprendió esta semana cuando participó de un evento de mujeres en Chetumal, por la cantidad de rostros repetidos que vio.
Estaban el Fiscal, el Auditor, la Fiscal Anticorrupción, y funcionarios de áreas como Contraloría y Sefiplan, por ejemplo, que vienen de la pasada administración, así como ex funcionarios del Sistema que sólo están esperando su oportunidad de meterse al actual gobierno. Hasta algunos escoltas son los mismos.
En el entorno de la gobernadora minimizan eso. Dicen que el proceso de “limpieza” está en marcha, y que se acelerará a medida que se acerque el fin de año. Esperan un quiebre definitivo cuando aparezcan las primeras denuncias contra ex funcionarios por los innumerables casos de corrupción que han encontrado.
Nada de eso llegará hasta Carlos Joaquín, pero el neojoaquinismo residual se irá debilitando indefectiblemente, aseguran.
También dicen que las decisiones que se tomarán en cuanto al Presupuesto 2023 dejarán en claro cuál es el rumbo. Reducción de salarios, fusión de secretarías; recursos para programas sociales, alimentación y medicinas, y un fuerte impulso a la seguridad y al empoderamiento de la mujer, serán los ejes.
“El rumbo es la 4T; eso lo tenemos claro. Lo otro son alianzas circunstanciales que no se deciden acá”, explican alrededor de Mara. Y aclaran que la agenda política de todo el proyecto es la de la gobernadora.
Ojalá que así sea. La expectativa de la transformación es muy grande, y las exigencias de la sociedad también lo son. No hay mucho espacio para vacíos y equivocaciones