Hugo Martoccia
En pocos días, casi en horas, la imagen de la unidad morenista, que Mara Lezama gestó, pasó del éxito al error. Una laboriosa operación política que llevó adelante la propia candidata a la gubernatura de MORENA, que conllevó sacrificios de todo tipo, se desmoronó por la persistente incapacidad de su entorno para transmitir mensajes.
Hasta el domingo pasado, la unidad estaba alrededor de Mara, como debe ser. Marybel Villegas había quedado reducida a una acompañante más de ese proyecto. Pero una operación política y mediática de la senadora, transformó la unidad en cogobierno. Y el marismo no supo cómo reaccionar.
Marybel dejó saber por varios medios que será la número dos en la política del estado. Será diputada plurinominal, coordinadora de campaña, presidenta del Congreso, y luego candidata en Cancún en 2024. ¿Eso es cierto? Ya no importa; ya se instaló como idea en el círculo rojo de la política. Y, lo que es insólito, es que se instaló por las mismas redes mediáticas que Mara financia generosamente.
Lo que hace ese mensaje de Marybel es, lisa y llanamente, cuestionar el liderazgo de Mara. Así de simple y grave. En el entorno de la candidata no lo ven; la mayoría está pensando en qué cargo les tocará ocupar en el próximo Gobierno. Por eso, quizá, nadie operó en contra de ese mensaje que lanzó hábilmente la senadora. Nadie decidió emitir un mensaje diferente, una versión distinta, en la cual se protegiera el liderazgo de Mara.
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El tema va más allá, incluso, de un mero error de operación, y pega directamente en la realidad. Si Marybel es la presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política en la próxima Legislatura, el mensaje va a ser lo menos grave; lo realmente grave será que Mara no va a tener gobernabilidad.
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MARA ¿CANDIDATA O LÍDER?
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Mara tiene hoy mas operadores políticos que amigos; algunos, incluso, ostentan renombre nacional. ¿Ninguno se preguntó por qué Lopez Obrador da todos los días una conferencia mañanera de más de dos horas? Porque ese es su principal acto de gobierno. Desde allí marca una agenda, construye su relato, pero, sobre todo, pelea palmo a palmo la percepción social con la derecha política y mediática, que quiere destruirlo.
¿Se imaginan lo que sería el país si la percepción sólo la generaran día con día las noticias de Reforma o Carlos Loret de Mola, por decir algo? Un caos. El Presidente estaría políticamente acabado. Por eso emite constantes mensajes para defender su proyecto y su investidura.
¿Por qué nadie hace eso con Mara? ¿Por qué siempre va un paso atrás de lo que sucede?. Paga millones de pesos a columnistas, medios de comunicación y operadores políticos de toda laya, que transitan por todos los restaurantes de lujo de la ciudad, y siempre la percepción es que su liderazgo no termina de consolidarse.
Nadie en ese multitudinario grupo de asesores ayuda a construir la imagen de quien realmente es Mara: una mujer de una gran inteligencia intelectual y emocional, analítica y compleja, y con un enorme talento para construir poder (esa es, por supuesto, sólo su parte buena; hay también otra parte) ¿Por qué sólo conocen a esa Mara los que se sientan frente a ella? ¿Por qué no se puede trasladar esa imagen más allá del círculo cercano?.
Hoy, la percepción social dice que Mara va a ganar el 5 de junio. Entonces, el principal trabajo no es construir su candidatura, que está clara, sino su liderazgo. Hoy más que nunca necesita que la sociedad quintanarroense la perciba como su lideresa, no como alguien que simplemente está en lugar justo, en el momento justo, y sólo sabe conciliar intereses diversos.
Y en el momento que más requiere consolidar ese liderazgo, su costosísimo equipo político deja que Marybel no sólo le dispute ese liderazgo, sino que se ubique como el verdadero fiel de la balanza del poder para el próximo sexenio. Un despropósito inconcebible.
Ahora ya nadie habla de unidad, sino de cogobierno. Insólito. Y ahora cualquier cosa que Mara haga para deshacer ese lío, la va a hacer quedar como que no está cumpliendo un acuerdo. Lo más seguro es que a Marybel, los futuros diputados, por “decisión propia”, no la voten como su coordinadora. Pero increíblemente eso lo pagará Mara. Demasiados errores para un proyecto de la magnitud de un estado.
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REVIVIR A MARYBEL
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La pregunta que muchos se hacen es si es cierto que el acuerdo entre Mara y Marybel, sellado con el Secretario de Gobernación Adán Augusto López, incluye todo lo que dice la senadora. De ser así, hay cosas inexplicables.
La principal: en las encuestas que hizo MORENA, y que fueron públicas, el segundo lugar detrás de Mara fue para el senador José Luis Pech. Entonces ¿por qué MORENA deja ir a Pech, y para mantener a Marybel le da cosas muy parecidas a las que Pech pedía, y que eran supuestamente imposibles de cumplir?.
Hay tres explicaciones posibles. Una, sería que Marybel tiene mucho más peso electoral del que le reconocen (lo cual sería un gran problema para consolidar el liderazgo de Mara). Nadie le da tanto a una rival que no lo merece.
Otra versión sería que se trata simplemente de un error monumental de Adán Augusto o de Mara. O de ambos.
Y la tercera explicación es que Adán Augusto hizo firmar un acuerdo que ya sabe de antemano que Mara no va a cumplir; no porque pretenda traicionar a nadie, sino porque es políticamente imposible hacerlo.
Esta columna se inclina por esta última explicación. Pero es, debe decirse, una posición casi solitaria.
Mara no puede entregarle el Congreso a su acérrima enemiga.
Sí, así como se lee, Marybel nunca va a ser aliada de Mara, que nadie se confunda.
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EL GEN DE LA INGOBERNABILIDAD
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En las mesas políticas del estado, la posibilidad de que Marybel Villegas pudiera tener el control del Congreso cayó decididamente mal. Y no se trata de la animadversión que pudiera haber contra la senadora (que la hay ciertamente) sino de que ven un claro peligro de ingobernabilidad.
El problema no es sólo lo que pudiera hacer Marybel desde ese lugar. Sino que Mara no tiene perfiles propios para que lleguen al Congreso y opongan una resistencia. Veamos los nombres que circulan, que no necesariamente serán todos los que llegarán. Primero los partidos aliados.
Julián Ricalde sería candidato del distrito 1 por Fuerza por México; Isaac Janix en el 8 por el PT; en el 13 ya hay un acuerdo entre el PT, Mara y el alcalde “Chepe” Contreras para poner una candidata mujer que no se Trini Guillén, y en el 3 iría Hugo Alday.
Los verdes ecologistas irían con Daniela Vara en el 4, Estefanía Mercado en el 10, y Renán Sánchez Tajonar en el 11 de Cozumel.
En ese grupo, el núcleo más fuerte a favor de Mara lo podrían hacer los verdes ecologistas (porque el manual político de Jorge Emilio, más allá de todas las críticas que se le puedan hacer, no incluye la traición), y Hugo Alday. Los demás no tienen cercanía alguna con Mara, más que el momento y la conveniencia actual.
Por el lado de MORENA es igual. Ricardo Velazco podría ser candidato en el 2, Mildred Ávila en el 5, Rosario Alban podría ser en el 7, y luego las candidaturas de Tulum, zona maya y el sur, se acordarán con los alcaldes Marciano Dzul, Mary Hernández y Yensunni Martínez (Carlos Mario Villanueva no será candidato de MORENA en el 14, dicen en ese entorno).
Todos esos nombres tienen pertenencias políticas alejadas de Mara, aunque hoy estén bien con ella. No hay marismo en ese Congreso, y tampoco hay quien le dispute el control y el liderazgo a Marybel, y que sea cercano a Mara.
Ojo, hay que ser claros: una gobernadora tiene muchas formas de mantener el control del Congreso. Pero una Legislatura díscola cuesta o muchos dolores de cabeza o mucho dinero. Y siempre tendrá el gen de la ingobernabilidad.
Mara Lezama va a ganar el 5 de junio y va a ser gobernadora. Eso es casi un hecho. Ahora, la política y la sociedad necesitan la consolidación de su liderazgo. Quintana Roo no necesita quien administre la bonanza y combata la desigualdad únicamente. Necesita quien gobierne, en el sentido más amplio del término.
Mara tiene en sus manos la historia. Será la primera mujer gobernadora, la primera “cancunense” en llegar al poder, posiblemente consiga un triunfo histórico en las urnas, y encabezará el proyecto de mayor profundidad social en décadas, bajo el paraguas político de Andrés Manuel López Obrador.
Pero para que eso se convierta en un buen gobierno, se va a tener que replantear varias cosas. En el vértice de poder en el que va a estar, los errores de estrategia y comunicación como los que cometió esta semana no sólo se notan demasiado, sino que tienen un impacto directo en una sociedad que está cansada de gobiernos que no cumplen sus expectativas.