La gobernadora Mara Lezama estableció una apropiada relación gobierno-partido, en la celebración 11 de fundación de Morena, lo cual ocurre, una semana después de su toma de protesta
Una de las reglas de la política tradicional es la simulación en la relación del gobernante con su partido, lo cual termina siendo un ferrocarril hacia ningún lado.
Se trata de una vieja tradición del PRI, en la que si bien todos sabían que el gobernante podía y disponía en su partido, éste hacia como que no tenia las manos metidas o había una “distancia””, lo cual cumplieron casi a cabalidad, al menos los últimos tres gobernadores priistas de la entidad.
Procedente del PRI y electo baja los emblemas del PAN y PRD, Carlos Joaquín tuvo una relación con estos dos partidos que fue más allá de la simulación.
Si bien obtuvo el cobijo panistas y perredistas en casi todo su mandato, y hasta fue presidente de la Asociación de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN), Carlos Joaquín terminó desafanándose del PAN (y PRD).
Carlos Joaquín, la GOAN y la 4T
Este inaceptable deslinde de los partidos que lo llevaron a la gubernatura dejó sin rumbo al gobierno joaquinista y aniquiló al PAN y PRD.
Ahora Mara Lezama se pone al frente de Morena y deja muy claro quién manda en el partido guinda en Quintana Roo.
Es decir, todo lo que haga Mara será a beneficio o en perjuicio de Morena.
Mara no sólo tiene una obligación con los quintanarroenses, sino también con su partido. Lo uno noiestá peleado con lo otro, y ayer lo dejó muy en claro.