Por supuesto que la prensa debe ser necesariamente incómoda, especialmente para los políticos.
En la relación de la gobernadora Mara Lezama con los medios destacan dos extremos.
La Gobernadora de Quintana Roo acude a La Mañanera en Ciudad de México a hacer sus anuncios importantes, mientras que tiene un trato distante con (lo que se llamaba antes) los reporteros de la fuente, que la acompañan a sus actos y giras en dentro del estado.
En La Mañanera, la Gobernadora tiene acceso a un marco espectacular de la prensa nacional, pero a final de cuentas, estos medios van a reportar al Presidente, cuyos dichos serán siempre lo más “importante”, mientras que los asuntos de los invitados (salvo algunas expresiones y por lo regular fuera de guion) quedan en segundo termino en la atención de la prensa capitalina.
Por supuesto que los reporteros de la Mañanera están en asuntos “nacionales” y hasta internacionales del Presidente.
Y si lo que se trata es “comunicar” que la Gobernadora cuenta con al apoyo del Presidente, esta percepción está más que confirmada.
En lo local, la Gobernadora no es afectada a pararse a dar entrevistas a los reporteros de la fuente.
Sus antecesores, hasta Roberto Borge y Mario Villanueva, que tuvieron gobiernos bastante polémicos, se paraban a contestar preguntas de los reporteros.
Se ve raro, que Mara, siendo comunicadora con una trayectoria hecha en Quintana Roo, no comunique a los reporteros locales.
Para autoridades estatales y municipales, la interacción con los medios locales es inevitable y hasta necesaria para que los ciudadanos sepan a partir de información proporcionada por que quien gobierna qué está pasando.
No parece ser algo muy complicado. Es la interacción básica de preguntas y respuestas para profundizar en lo que está ocurriendo, lo cual, además evidentemente se traducirá en una mayor confianza y cercanía en la relación de quien gobierna y los gobernados. Y en medio, están los medios locales y sus reporteros de la fuente.