Hugo Martoccia
No es fácil determinar a dónde está puesto el acento en la administración de Mara Lezama, pero su trajinar constante en estos seis primeros meses de gobierno, que cumplirá en unos días, permite arriesgar ciertas prioridades: una gestión casi personal ante la sociedad, sobre todo en el sur del estado; la referencia constante al Tren Maya y la obras de la 4T; las ayudas sociales de su gobierno que ya van a venir; el empoderamiento de la mujer. Y todo bajo el umbral del Nuevo Acuerdo para el Bienestar y Desarrollo.
De esos 4 puntos se derivan otros: el Tren Maya servirá como impulso al desarrollo del sur con obras e inversiones específicas; los programas de reparto de alimentos y medicamentos serán puntales de la 4T local; habrá un enorme programa de apoyo a la mujer, que contendrá incluso un aporte económico para emprendimientos.
Si todo eso sucede, sin duda el Estado tendrá un cambio mayúsculo. Pero al inicio de la columna se dijo que aun no es fácil determinar dónde está el acento de la gestión. Y es cierto. Aún persiste una cierta confusión en el mensaje: la necesidad de dividir lo táctico (la presencia constante de la gobernadora como referencia de su gobierno, por ejemplo) de lo estratégico. O sea, hacia dónde va todo esto y cuál es su razón de ser.
Hay una agenda proactiva y casi bulliciosa; hay una gobernadora omnipresente y empática; hay, también, un gobierno que poco a poco comienza a activarse. Pero falta la épica de la 4T en el gobierno local; o al menos falta que se la dé a conocer.
Aquí se ha dicho varias veces, haciendo paralelismos: ¿Cual es el Tren Maya de Mara? ¿Cuál es su aeropuerto de Texcoco, que desnudará lo horrible que fue el pasado y porqué tuvimos que cambiarlo? ¿Cual será su AIFA, que reemplazará ese error histórico?.
Los proyectos están, pero falta aún que se note su marcha y explicarlos con el relato épico de la 4T. No hay transformación que no contenga una batalla épica de fondo. Es más; si no la necesita, es porque no hace falta la transformación.
GESTIÓN
Mara, se dijo, tiene proyectos estratégicos ya definidos. La Agencia de Seguridad Alimentaria es, en ese sentido, el más avanzado. Se trata de trascender el mero reparto de despensas, para armar un esquema de distribución de alimentos que incluya comedores comunitarios, una decidida intervención en comunidades alejadas, y una logística de una dimensión nunca vista en el estado (que incluiría hasta el propio Tren Maya) con reparto de mercaderías que saldrían de los propios productores locales.
Otro proyecto de envergadura es el de abasto de medicamentos. No es necesario explicar la importancia de un programa de ese nivel, cuando hay cientos de miles de personas que no tienen acceso a medicamentos básicos.
El programa de apoyo a las mujeres tiene aristas conceptuales y prácticas. Se quiere establecer un programa que apoye proyectos productivos de mujeres, para brindarles la posibilidad de crecimiento o la independencia económica y personal. Se proponen entregar decenas de miles de apoyos de este tipo en el quinquenio.
Por supuesto, la seguridad es una prioridad total. El proyecto para cambiar la Secretaría de Seguridad Pública está basado en estrategias modernas y exitosas.
Pero allí aparecen las dudas. En medio de estos ambiciosos planes, la Agencia de Seguridad Alimentaria no acaba de aterrizar, y los diputados aún ni siquiera le pueden cambiar el nombre a la Secretaría de Desarrollo Social. Tampoco han aprobado la reforma a la Secretaría de Seguridad, que incluye cinco nuevas dependencias internas, para darle más operatividad.
También es una incógnita cómo el Estado va a lograr que las farmacéuticas lo abastezcan para luego poder abastecer a los ciudadanos. Y el programa de apoyo a las mujeres requiere de un dinero que todavía no está.
Como se ve, todas las dudas apuntan a algunos déficit propios (el Congreso es ya una preocupación central para Mara) pero otro ajeno, y que tiene que ver los recursos. En el entorno de la gobernadora reconocen que los recursos por participaciones federales no fluyen como esperaban, y que eso frena el ímpetu del gobierno.
También, debe decirse, hay un problema interno. Alguien que conoce las entrañas de esta administración dijo: “No veo, más allá de ella y un círculo muy cercano, el impulso de transformar las cosas. Mucha de su gente trabaja con la misma inercia de antes”.
Es cierto. Muchos de sus principales colaboradores administrativos y políticos tienen más presente su inminente destino electoral (o su sueño electoral) que apoyar el proyecto de la gobernadora.
MENSAJE
Mara Lezama ha cambiado muchas cosas. Por ejemplo, en contraposición a la prepotencia y frivolidad de Borge; y la apatía, el desdén y la ausencia de Carlos Joaquín (por nombrar sólo a los dos peores gobernadores de la historia del estado) ella impuso una presencia constante con la gente, sin mediadores, con una dinámica incansable.
Eso ha tenido un impacto muy positivo en la sociedad, que ve por fin una gobernadora presente y cercana a la gente. Hay lugares donde su presencia genera un revuelo que no se veía desde hace muchos años en el estado.
Además, la gobernadora acompaña esa presencia de algunas acciones inmediatas, como reparación de calles, obras diversas, o los anuncios sobre obras inminentes, que han tenido mucho impacto, sobre todo en el sur. Su capacidad de gestión, en ese sentido, es determinante.
Pero también hay que decir que no hay agenda diaria que alcance a cubrir todos los déficit. ¿Cuantas calles hay que reparar en un quinquenio para que la sociedad en su conjunto note que se ha trabajado? Allí es donde los grandes proyectos requieren instalarse en la agenda pública de manera constante, para darle a este gobierno la dimensión épica que necesita.
Cualquier quintanarroense, ante una pregunta concreta, debe saber cuales son los dos o tres principales proyectos o programas de la gobernadora. Porque eso ordena la administración y la política. Cualquiera puede hacer un ejercicio: pregunte qué es la 4T de AMLO. Todos sabrán qué decirle; ya sea para hablar bien o para hablar mal, pero todos saben de qué se trata y cuáles son sus proyectos fundacionales.
Si no hay ese trasfondo, sólo se construye una suerte de Gobierno geográfico o itinerante. O sea, algo así como que el Gobierno está allí donde Mara está físicamente. En ese lugar y ese momento se escucha, se resuelve y se promete. Pero cuando ella se va, el Gobierno se va con ella.
IMAGEN Y CRÍTICA
En sus momentos más íntimos, Mara dice que la tarea de gobernar no es nada fácil. Alude a la intrincada, compleja, y a veces desesperante red de intereses y presiones que implica estar en el vértice del poder. Hasta lo que parece más simple está delimitado por una histórica red de intereses y complicidades diversas, que no se puede desmontar sin romper algún acuerdo político.
La tarea, dice, es titánica, y a veces no se dimensiona. El trabajo de la gobernadora es replicado por un formidable apoyo de comunicación, que mantiene su imagen activa; Mara está en todas partes todo el tiempo. Pero aún así siente que hay críticas muy injustas hacia ella.
Le pasó esta semana con el mural del Congreso en el cual se incluyó su imagen. En un chat de whatsapp con morenistas, se armó toda una polémica alrededor del tema. La propia Mara intervino activamente en esa polémica, que fue tan fuerte en algún momento, que la diputada federal Anahí Gonzalez decidió salirse del chat.
Las críticas fueron en el sentido de que, como mínimo, no era el momento para ese mural. Y Mara y sus defensores dicen que está justificado que la primera mujer gobernadora en casi 50 años del estado tenga un espacio en un mural histórico. Pero el ida y vuelta de acusaciones y réplicas fue mucho más duro que este breve resumen.
La gobernadora salió de esa polémica convencida de que la crítica es injusta, y, los que no están de acuerdo, piensan que aun hay mucho que hacer antes de festejar. Como se ve, ese pequeño chat fue casi un espejo de lo que se puede percibir en casi todos los ámbitos. ¿Quién tiene razón? Esa respuesta la tiene cada uno, pero la polémica esta abierta.
La semblanza de estos seis primeros meses que se hace aquí es general; cada quien le agregará o le quitará algo. Lo que parece un hecho es que en estos fugaces meses, Mara Lezama ha dado algunas señales concretas de lo que es y lo que puede ser.
Una conclusión inicial, primaria, podría ser que esa imagen insistente de la gobernadora, que a veces abruma, incluye, hasta ahora, las luces y las sombras de este Gobierno.