Hugo Alday Nieto
Hace varios años tuve la oportunidad de leer una gran obra de Paco Ignacio Taibo 2 que narra de una manera muy cruda la decena trágica; esa porción de la historia de México que mucho hemos lamentado y que, sin temor a equivocarme, cambió el buen rumbo de este país para transformarse en lo que pudo ser un Estado democrático a muy temprana edad.
En suma, esta historia viene a colación por la caricatura del monero José Hernández denominada “DEMANDA” publicada el pasado 10 de abril de 2023 en La Jornada, en la que representa a Victoriano Huerta con su uniforme militar verde olivo y sus lentes de gogles negros diciendo “Exigimos que desaparezca la mañanera”, en una franca actitud de desprecio muy al estilo del que lo plasma la historia de México cuando se acercó al presidente Madero.
Victoriano Huerta, un porfirista de cepa, solo es comparable en su grado de traición a la patria con el insípido coronel Jesús Guajardo, quien fuera encomendado para asesinar con sus hombres a Emiliano Zapata en la hacienda de Chinameca en el estado de Morelos, precisamente en un 10 de abril, pero de 1919. Un hombre vil, sin escrúpulos y con la capacidad de pasar sobre quien fuera necesario para lograr sus nefastos objetivos.
Así pues, una vez que hemos comparado claramente a Victoriano Huerta con alguien de su calaña, podemos mencionar que fue presidente de México entre 1913 y 1914, luego de su terrible traición a la patria para derrocar a los demócratas hermanos Madero y lograr su asesinato junto a Pino Suárez.
Sin embargo, el dicho popular de “no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre”, no puede ser más adecuado para poder entender esta decena trágica como se le conoce al golpe de estado, ya que aún y con la advertencia de su propio hermano y sus allegados, el presidente Madero aceptó a un sujeto como Huerta en su gobierno, y no solo eso, sino que lo hizo cercano y lo empoderó a tal nivel que terminó por traicionarlo desde adentro.
Hoy en México se viven tiempos de transformación como en su momento se vivieron con Madero, sin embargo, pareciera que en un gesto semejante al de 1913 en el que se incorporaron porfiristas al proyecto de nación democrático, que en pleno 2023 se le están abriendo espacios a agentes del pasado prianista reciente de muy dudosa procedencia.
Es inevitable pensar en que la historia y su ciclicidad nos alcanzará, y por ello, es importante advertir desde esta editorial para que, quienes detentan el poder en la presente transformación no sigan los pasos que llevaron a Madero en confiar en Huerta, y pongan frenos a tiempo para evitar traiciones que lamentar en un futuro próximo.
El 2024 es un año de lecciones y de elecciones, por ello es prioritario que los zopilotes que tan claramente define Taibo 2 en su obra, se encuentren bien ubicados, bien definidos y sobretodo, bien contenidos, para evitar que se generen malas ideas como la que le costó la vida y el proyecto a Francisco Madero.