CHINA.- Wuhan fue el epicentro de la pandemia de coronavirus que vive el mundo y, mientras la ciudad retorna lentamente a la normalidad, las autoridades enfrentan ahora un nuevo desafío: destruir toneladas de equipos médicos y desechos hospitalarios que fueron usados para tratar a los pacientes infectados con el COVID-19.
Las localidades en la provincia central de Hubei, donde se encuentra Wuhan, también enfrentan dificultades para manejar los desechos producidos durante el brote infeccioso y se han visto obligados a reclutar incineradores, hornos industriales y hornos de cemento para destruir todo este material.
La escasez de personal y equipos para tratar apropiadamente los desechos hospitalarios de manera segura también ha sido un reto tras atender a más de 67.800 pacientes infectados, de los cuales 3.187 murieron, según las cifras oficiales del Partido Comunista de China (PCCh).
Sin embargo, esas estadísticas han sido ampliamente cuestionadas a nivel internacional y por varios lugareños de Wuhan que anónimamente han hablado con los medios y confirmado que las cifras son mucho más abultadas de lo que reporta el PCCh.
La crisis, cualquiera sea el número real de casos y fallecidos, llevó a los servicios de salud locales más allá del límite y obligó al gobierno a construir hospitales nuevos desde cero, convertir centros de exposiciones en salas improvisadas para atender pacientes y enviar miles de trabajadores médicos y soldados a la región.
La basura comienza a acumularse
El gobierno central centró su atención en la escasez de camas y suministros hospitalarios en Hubei, pero la provincia ahora enfrenta graves deficiencias de personal, vehículos e instalaciones de tratamiento capaces de eliminar de manera segura los equipos y desechos médicos usados durante los tres primeros meses del año.
Yin Kaiwen, jefe de logística en una de las clínicas designadas para atender pacientes infectados con COVID-19 en Wuhan, dijo al medio digital Sixth Tone que los desechos de los hospitales deben tratarse con cuidado porque pueden estar infectados con microorganismos dañinos y podrían convertirse en una fuente secundaria de la infección.
“Ropa protectora, batas quirúrgicas, así como sábanas y fundas de edredón utilizadas por los pacientes con coronavirus, estas cosas no se pueden reutilizar”, dijo el funcionario.
Aunque las ciudades chinas cuentan con sistemas especializados para la eliminación de desechos médicos, se vieron abrumadas en las primeras semanas de la epidemia. Wuhan tenía una instalación dedicada al tratamiento de desechos médicos con una capacidad de procesamiento de 50 toneladas diarias, pero para el 24 de enero la ciudad estaba produciendo cuatro veces esa cantidad y el número de contagiados crecía rápidamente.
Los medios locales empezaron a divulgar fotografías de las bolsas de desechos que se empezaron a apilar en los estacionamientos y en las afueras de los hospitales de Wuhan debido al retraso en las plantas de tratamiento y la falta de vehículos para transportar el creciente número de residuos que se estaban generando.
“La epidemia en Wuhan es la peor que ha vivido el país y frente a este poderoso enemigo la ciudad no tiene en la actualidad la capacidad de manejar los desechos (médicos)”, aseguró en ese entonces Yan Zuhai, subdirector de publicidad de la oficina de ecología y medio ambiente de Wuhan, en entrevista con Sixth Tone.
Con información de EFE.