Lo que ocurre con los taxistas en Cancún ya no parece ser competencia de la Policía Quintana Roo ni de la Guardia Nacional.
Tal como van, para neutralizar los “métodos” de los señores trabajadores del volante, se requiere una fuerza antiterrorista.
Y es que, los taxistas ocurren en actos terroristas. Lo mismo golpean a personas delante de turistas, cierran la Zona Hotelera, arrojan ácido a vehículos y ponen en “listas negras” a oponentes.
Casi-casi son versiones caribeñas de grupos extremistas.
Aunque, la realidad es aún más patética. Los líderes de los taxistas quedaron rebasados.
Y, por lo pronto, personajes como Eric Castillo; Heriberto Núñez Cauich, Julio César Castillo Zapata, han dejado de ser interlocutores legítimos.
Parecería que la política ha cedido su lugar al terrorismo.