Por: Fabián G. Herrera Manzanilla
Revisar los anaqueles de nuestra historia, nos permite tanto encontrar nuevos datos que nos permiten narrar una historia más apegada a lo que en realidad, pero también, recordar varios hechos y a los protagonistas de los mismos, cuyo legado o acciones pro de la consolidación de esta nuestra Patria Chica, que jamás debemos enviarlos al arcón del olvido.
Por tal motivo y ante el importante repunte reflejado en la comunicación aérea en el Estado, amerita recordar algunos apuntes del pretérito relacionados con ese aspecto, debido a que fueron determinantes en su momento para lograr ese tipo de conexión dentro y fuera del otrora Territorio Federal.
Primero es necesario dejar en claro, que aquí en la antigua Payo Obispo fue la segunda ciudad en contar con un aeropuerto, campo de aviación, pista de aterrizaje o una terminal aérea, porque en la isla de ensueño e inigualable belleza de Cozumel, ya contaban con uno desde 1926, según dejó asentado Francisco Aéreo, aunque otros interesados en ese tema, señalan fue en 1928. No obstante, solamente transcurrirían pocos años para habilitar uno por iniciativa del galeno y general, José Siurob Ramírez, Gobernador del Territorio, de 1927 a 1930, con la mayúscula ayuda de la Compañía Fija.
Así en un terreno amplio ubicado al oriente de la ciudad y al margen de la hermosa Bahía de Chetumal, donde actualmente están las instalaciones deportivas de la CODEQ, fue acondicionándose en 1929 una pista de aterrizaje, la cual, a mediados de Junio de 1930, entró en funcionamiento el honor de arribar a una aeronave anfibia denominada “Mayab”, de la marca Sikorsky S 38 con dos motores de 420 caballos de fuerza, que cada día y 15 del mes, entrelazaban a la capital yucateca con la quintanarroense. Luego de algunos infructuosos intentos de algunos aviones de la época que no lograron aterrizar como el caso del “Nachi Cocom”, encontrado en la densa y tupida selva a 90 kilómetros de Dzucacab, procedente de la Ciudad de Mérida, piloteado por Alonso Garibaldi y Efraín Trava, según refieren las crónicas de antaño.
En los años que duró el doloroso, sufrido y trágico episodio de la desaparición de Quintana Roo en 1931 y la anexión de la zona sur al Estado de Campeche, sufre una pausa hasta 1932, cuando la avioneta “Lockhead Vega” de cuatro plazas toca el suelo llanero de tan legendario puerto aéreo en la capital, sin embargo, la frecuencia seria de Lunes a Viernes y duró sólo un año.
Durante el gobierno del general Rafael E. Melgar, la comunicación aérea sería retomada y la impulsa con gran celeridad, gracias a un gran aliado tanto de él como del general Lázaro Cárdenas, como lo fue legendario piloto Francisco Sarabia Tinoco, quien por cierto rompió récords de vuelo de la Ciudad de México y a Ciudad Chetumal, con su avión el “Conquistador del Cielo”, el 11 de Marzo de 1939, así como también se logra consolidar la ruta aérea comercial en los cielos de Quintana con su empresa “Francisco Sarabia S. A.” y su flotilla de aviones “Bellanca” de cinco plazas pertenecientes a la marca “Transportes Aéreos de Chiapas”. Gracias a los 17 campos de aviación construidos a lo largo y ancho de la geografía en tan sólo un lustro, ayudando a transportar el chicle y otros productos de urgente necesidad para los hatos y campamentos madereros.
Este fue el puntal para consolidar la comunicación aérea acá, que junto con la vía marítima y la terrestre fueron eliminado el aislamiento de nuestra ciudad con el resto del país, permitiendo después a otras compañías aéreas como “Mexicana de Aviación”, “TAMSA” y otras más viajar más rápido a varias urbes del país, en lo particular al suelo yucateco, aunque en la década de los ochenta y parte de los noventa, nos quedamos sin esa opción temporalmente.
Por eso no debemos olvidar, a ese famoso piloto que adoptó temporalmente a nuestro terruño, quien lamentablemente perdiera la vida en una avezada hazaña rumbo a la Ciudad de México procedente de la capital estadounidense el 7 de Junio de 1939, al cual, los payobispenses siempre recordaron rebautizando como “Francisco Sarabia” al primer campo aéreo que existió hasta principios de la década de los cuarenta, cuando el segundo muy cerca del actual por cierto merecidamente remodelado gracias a la actual administración del Gobierno Federal y cuyo nombre debe ser respetado desde luego, porque tras su aparición en 1974 Quintana Roo resaltó en la historia de la aviación nacional como la única Entidad con tener tres Aeropuertos Internacionales y el año pasado rompió su propio récord tras la inaugurarse el de Tulum que recibió el nombre del “Apóstol de los Mayas”, Felipe Carrillo Puerto.
Lo que urgentemente hay que pensar en cómo volver a posicionar a Ciudad Chetumal como un punto de permanencia como antes lo fue en todos los sentidos incluyendo el turístico y no simplemente en un sitio de mera referencia. Ese es el gran reto para todos incluso nosotros, pero debemos ampliar la mirada más allá del horizonte para lograr hacerlo posible.