VASCONCELOS, PRECURSOR DE LA CENSURA INSTITUCIONAL EN EL ARTE
Por Manuel Enríquez
VI Parte
José Vasconcelos no sólo fue precursor del mecenazgo del Estado (desde la SEP) a artistas e intelectuales de México, del muralismo y de amalgamar la identidad del mexicano a través de las obras de arte a partir del México posrevolucionario, sino también, por esa vía, instituyó la censura institucional, la cooptación de conciencias y el control del talento y de la genialidad creativa de los mismos.
Cómo dice un profesor del Instituto Tecnológico de Veracruz, aficionado al arte: “Vasconcelos impuso una política artística muy valiosa para nuestro país que consistió en plasmar en murales la identidad del mexicano y del México de entonces, y eso ocasionó ciertos daños colaterales como limitar la creatividad de los muralistas de la segunda década del siglo XX lo que tendió la posibilidad de llegar a la censura”
La destrucción de obras o la prohibición es, en sí misma, un acto “autoritario”.
Las obras de muchos muralistas contemporáneos fueron, desde entonces, sistemáticamente censuradas, reprobadas, seducidas o sometidas al control gubernamental y no pocas fueron abandonadas y dejadas a su suerte, mientras que otras tantas tuvieron como destino la destrucción completa o casi total.
No existe un estudio o registro preciso de cuántas obras murales han desaparecido y están dañadas, ni del daño que eso ocasionó al acontecer artístico mexicano.
Lo que sí es un hecho es que Vasconcelos obstaculizó la libertad creativa -y esto constituyó una de las grandes censuras en lo teórico-conceptual- de los muralistas que estaban influenciados por el arte europeo de aquella época y cuya expresión inauguraba a nivel mundial desde aquel continente lo que hoy se conoce como arte contemporáneo.
En ese sentido, el Dr. Ayl afirma que si Vasconcelos hubiera permitido la influencia del arte contemporáneo europeo, otro hubiera Sido el rumbo del arte en México.
Vasconcelos marcó la directriz a los muralistas: no al arte europeo y sí al arte de los valores mexicanos de la posrevolución y de la lucha social de izquierda. Orozco, Siqueiros y Rivera, avalaron esto en un desplegado sindical (que ya dimos a conocer en entregas anteriores). En tanto que el pintor Gerardo Murillo, uno de los censurados, fue muy claro en denunciar esa censura
La ignorancia, la condición política, el desinterés gubernamental y ciudadano, la injerencia extranjera y los intereses económicos, sin olvidar los prejuicios morales y el fanatismo religioso, han sido las causas o factores, entre otros, que incidieron en la desaparición de un considerable número de obras de gran formato que eran parte del patrimonio artístico nacional.
Uno de los primeros murales de Gerardo Murillo, artista que era mejor conocido como Dr. Atl, fue destruido por razones políticas.
Y el Dr Atl no fue cualquier maestro de la pintura, tenía todos los atributos de la genialidad, y los títulos y grados académicos habidos y por haber: entre otros, fue premio nacional en Ciencias y Artes, egresado de academias de artistas en Europa, poeta y escritor pero además filósofo por la Universidad de Roma; medalla Belisario Domínguez, premiado en exposiciones de París cuando surgíavy florecía la “crema y nata” del arte contemporáneo en el viejo continente a principios del siglo XX. Murillo se rozaba con los principales impresionistas del momento en el mundo entero.
Pero además el Dr. ATL fue uno de los primeros (sino es que el primero) que promovió e impulsó desde México esa magna corriente artística que significó el muralismo para nuestro país y luego para el mundo.
Al respecto, Clemente Orozco cuenta lo siguiente (presumiblemente en los años previos a 1920):
El Dr ATL -recordó Orozco- tenía su estilo. Usaba moño en cuello en vez de corbata y un chalequito de traje bien puesto, ajustado. En su clase así vestía, se quitaba el saco y se arremangaba. Una ocasión, sentado en la orilla de su escritorio, el Dr. Atl -doctor agua, traducción del náhuatl-, exhortó con voz firme a casi una decena de sus alumnos a qué dejarán en ese momento los pinceles en el bastidor para salir a las calles y exigirle al gobierno mexicano que les otorgará muros para pintar. (Narración de Orozco a una periodista de Chicago, sobre cómo inició el muralismo en México. Ver película “En busca de un mural”, Youtube).
Murillo se quejó de los murales que le destruyeron a mazazos en el Colegio de San Pedro y San Pablo. Con saña los golpearon, los picotearon y los rasparon para no dejar huella.
Su pecado: plasmar una alegoría acuática masculina y femenina al desnudo en una secundaria que poco antes había sido preparatoria.
El Dr. Atl acusó a Narciso Bassols, entonces secretario de Educación Pública (1931-1934) de ser el autor intelectual de dicho atentado. Pero hay expertos en arte que afirman que el responsable es Vasconcelos.
Sobre ésta destrucción el propio Atl escribió lo siguiente;:
“….mi puntura -explicó en relación a su obra destruida- no tenía relación con la propaganda revolucionaria patrocinada por el gobierno…”. (dgcs.unam.mx/boletín/bdboletin/2022_252html).
De esa forma elegante, clara, sencilla y resumida, Gerardo Murillo dejó claras tres cosas (que son la esencia de esta serie de entregas):
- El mecenazgo del Estado a artistas implementado por Vasconcelos.
- Que la directriz o imposición artística era legitimar al Estado posrevolucionario -aunque éste desde el principio se fue alejando cada vez más de las ideas revolucionarias-.
- Y que de esa forma se impidió el desarrollo artístico desde otras perspectivas en nuestro país tratando de aislarlo de las corrientes universales, con la consecuente censura del talento artístico en México.
Acusa a Bassols de la destrucción de sus murales. Y en efecto: el entonces titular de la SEP no aceptaba otras ideas que no reflejarán los planteamientos de la Revolución, igual que Vasconcelos.
Pero no fue sólo la censura y destrucción de obras, sino también, como efecto colateral, surgieron grupos artísticos de “élite” -dedicados a avalar al poder en turno- conocidos también como “artistas de patrimonio” consagrados y apoyados por el Estado mexicano,vamén de la exclusión y marginación de las corrientes creativas de arte que conllevó esa política.
Hasta castigos hubo a quienes no se ajustarán a las directrices o impulsos de Vasconcelos.
Fermín REVUELTAS, por ejemplo -hermano de José el filósofo de izquierda y de Silvestre, músico genial-, fue castigado con la suspensión de su salario por no haber estado presente al momento en el que Vasconcelos llegó improvisadamente a ver cómo iba la obra que le había encargado.
Al ver que Fermín no estaba en ese momento, Vasconcelos entró en furia y ordenó que se le quitará de inmediato el sueldo y que se lo entregaran a uno de sus ayudantes que ahí estaba cuando los visitó él funcionario.
Ese ayudante era el indígena Maximino Pacheco, quién también lo fue de David Alfaro Siqueiros. Con el tiempo Maximino se convirtió en otro de los grandes muralistas de México.
Desde esa visita de Vasconcelos, Maximino Pacheco se formaba religiosamente cada quincena en las ventanillas de la SEP para cobrar el pago por avance del mural. Recibía el dinero y a unas cuadras de ahí se lo entregaba completo a Fermín REVUELTAS.
Al enterarse José Vasconcelos de la lealtad de Maximino Pacheco, furioso ordenó entonces que se les suspendiera el pago a ambos.