Por El Escrutador
“Lili Campos era una de los operadores de Carlos Joaquín. Ese hecho no está duda. Pero los tiempos políticos cambian momento a momento, y si quieres reinventarte en política, tienes que hacer a un lado esas cargas inservibles, que se llevan a cuestas, más en política”, dice una amiga de la presidenta municipal de Solidaridad.
“En ese nuevo camino, debe hacer a un lado a funcionarios que, con su fama de prepotentes y corruptos, le hacen una sombra terrible, como su secretario particular, Elías Ramón Sánchez Manzanilla, así como Marco Antonio Toh Euán, titular de la Unidad Especializada de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Solidaridad, cuota joaquinista, pero que nunca está en su oficina, además de ser el brazo ejecutor de la política de acoso laboral, implementada por algunos personajes del Ayuntamiento, como la poderosa Kira Iris San, que ahora despacha como Tesorera municipal”, afirma, sin dar su nombre por temor a represalias.
“Lili Campos tiene como lastre a muchos personajes nefastos del joaquinismo y del PAN y al PRI, y no tendrá a sus operadores electorales perredistas que ya habían arribado al municipio, pero no podrán operar mediante ese partido, aunque habría que esperar si lo hacen de facto, como lo ha comentado la presidenta municipal”, menciona.
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Destaca que en esta fase en que el PAN es oposición y el PRI está prácticamente desmantelado, “Lili Campos debe dejar a un lado ese discurso de Lealtad, ya que ello implica estar de acuerdo con los corruptos joaquinistas como lo fueron muchos de los secretarios y funcionarios de primer nivel de esa administración del mal cambios, que tanto daño le hizo a Quintana Roo”, afirma, y agrega:
“Funcionarios corruptos como Manuel Alamilla, Alejandra Aguirre Crespo, Rafael del Pozo, o incapaces como Francisco López Mena, son parte de la mafia del poder, que también tuvo que ver con la opacidad e irresponsabilidad con la que se condujeron para investigar a los borgistas funestos y transas, que, en su mayoría gozan de impunidad”, enfatiza.
“Al final del día, los joaquinistas resultaron ser más nefastos que los borgistas”, dice con enojo, más que le ha recomendado a la presidenta municipal dejar ese pésimo discurso de Lealtad.
Sostiene que “la Lealtad debe ser con el pueblo y no con esos corruptos joaquinistas, a muchos de los cuales, los ha visto en los pasillos municipales”. Acto seguido se retira, mostrando su desagrado.