Y la intensa gira de Mario Delgado este fin de semana a Quintana Roo, tuvo también su toque de humorismo, aunque humorismo involuntario.
SE trata del “destape” Gastón Alegre, tras un desayuno en el que estuvo su hijo Luis, a quien realidad “se le queman las habas…”
Don Gastón tiene 88 años, pero no es una ocurrencia.
Se trata de una serie de chicanadas de actos con los que Luisito se ha querido pasar de vivo,
Tras ser diputado federal, Luisito se ha hecho locutor y gestor, también es funcionario federal (Tren Maya) y de paso, ha salpicado la ciudad de espectaculares.
Y ahora, piensa usar el apellido de su padre.
Es decir, saturar el estado con el apellido Alegre.
Serían actos anticipados de campaña, lo cual, sin embargo, no aplica, con alguien que a final de cuentas no será candidato.
Tremenda marrullería.