Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Y es que la nueva pandemia en Quintana Roo es el “corcholatismo”
Si bien en el contexto nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador anticipó el juego sucesorio del cual se desprendieron cuatro o cinco corcholatas, en Quintana Roo se ha pretendido replicar el experimento, pero lejos de causar expectativa, terminan dando pena ajena.
En realidad, ante sus propias limitaciones “históricas”, la clase política local tiende a imitar lo que ocurre en el centro y en otros estados.
El “corcholatismo” no aplica ante el pobre nivel de la mayoría de los aspirantes y en que en realidad la “lucha” no sería por quién es el mejor, sino quién es el menos malo.
Y lo mismo aplica en el el juego del “tapado” y de los favoritos.
Sea quien sea el la jefa o jefe de los asuntos electorales de la 4T en Quintana Roo, Morena no puede concretarse a sólo tropicalizar el proceso de las corcholatas.
No se trata de sólo esperar que todo venga “desde arriba”