Si es que va en serio el programa de austeridad del morenismo en la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo) del Congreso del estado, una medida adecuada era prescindir las competencias de funcionarios del gabinete, que hubiera permitido muchos ahorros, empezando con la energía eléctrica del salón de comisiones.
Y es que, los verdaderos estelares en las comparecencias deberían de ser los diputados, en particular de la oposición.
En la tribuna del Congreso deberían de retumbar los cuestionamientos, las réplicas y las contrarréplicas de los diputados al desempeño de los secretarios.
Parece muy, pero muy difícil que algún diputado haga sudar a algún secretario.
La realidad es que no es posible que haya comparecencias de a deveras. La coalición cuatroteísta es mayoría, y con su mayoría sobrerrepresentada (y en consecuencia ilegítima) y la escasa oposición, parece que no lo es.
¿Cuál es el resultado? Monólogos de los secretarios, en las que los diputados, salvo honrosas excepciones, terminan siendo parte de una porra o, en el “mejor” de los casos, complacientes y omisos.
Para nada este tipo de competencias son una acto de “rendición de cuentas”, al contrario, terminan siendo otra manera de establecer que el Legislativo no es tan independiente del Ejecutivo