Jorge A. Martínez Lugo
Por fin una actitud sensata en la decepcionante XVI Legislatura.
Una felicitación a la diputada Iris Mora Vallejo por su valiente decisión de retirar su iniciativa del “derecho a la intimidad”, aunque haya sido por presión externa.
Sus declaraciones y el texto que leyó, demuestran que la diputada Mora Vallejo no tiene idea de la iniciativa que presentó.
Habló de extorsión al pretender justificarla, cuando en la iniciativa nunca se mencionó esa palabra. En los motivos no aparece el término “extorsión”, además, sostiene que no era para encarcelar a periodistas. Qué forma tan torcida de elaborar leyes.
Su iniciativa de ley es tan temeraria, como la de su par, Judith Rodríguez Villanueva, quien quitada de la pena, transgrede la Constitución nacional y el Derecho Internacional, para que legisladores y funcionarios, puedan presidir un órgano autónomo constitucional.
Actúan con una seguridad tan ignorante, que no ven que transgreden derechos que tardaron siglos en ser reconocidos.
Aquí en Quintana Roo, en la XVI Legislatura, la peor en la historia de Quintana Roo, se les hace fácil retroceder décadas de historia, criminalizar a periodistas y que los órganos autónomos, sean considerados como una dependencia más del ejecutivo. Ignorancia supina, dirían los eruditos.
Llegan a una diputación, sin tener conciencia del valor del poder legislativo, de los contrapesos constitucionales. Para ellos/as es un privilegio recibir indicaciones del ejecutivo en palacio de gobierno y no alcanzar acuerdos parlamentarios con sus pares.
Las diputadas Mora Castillo y Rodríguez Villanueva, son víctimas y verdugo. Representan la parte más delgada del hilo de la política que revienta, porque se pierde la noción de lo que es el principio de división de poderes. Este concepto les causa risa cuando se invoca.
“¿Oye, eres ingenuo o pendejo? ¡El gobernador ya autorizó!” Son expresiones tan comunes en las oficinas y en el recinto oficial.
Por eso se les hace fácil reformar leyes para encarcelar a periodistas o que los diputados y funcionarios puedan ser presidentes de la Comisión de Derechos Humanos.
Tal nivel de ingenuidad o de ignorancia, se explica porque han vivido en un mundo en donde todo se decide desde el palacio de gobierno, entonces, hay que corregir las leyes, porque están fuera de la realidad. La serpiente se muerde la cola.
Si el hermano Gerardo Mora Vallejo, es gente cercana al gobernador, puede hacer diputada a su hermanita. No hay problema. Así se maneja esto.
Es el colmo. Nuestros legisladores no hacen carrera política; no se forman; no hacen trabajo de partido, ni de tierra. De pronto aparecen en las boletas electorales. Brincan a muchas mujeres y hombres que hacen talacha partidista y nunca tienen una oportunidad.
Directo pasan de la nada, a ocupar una curul en el palacio legislativo. Ni saben con qué se come, ni tienen conciencia de la importancia que ello reviste. No saben que hay tres poderes. Para ellos y ellas, hay un solo poder.
Actúan con toda temeridad. Si lo pueden hacer, lo hacen. Los diputados y diputadas solo votan a favor o en contra. No leen ni analizan.
Sus asesores no existen, porque los salarios para los asesores o especialistas, los reciben aviadores que nunca se aparecen en el Congreso. Eso explica la calidad técnica y moral de nuestras leyes. “Es que todo el código penal es ambiguo” afirmó Iris Mora. ¡Guau!
Bochornoso cierre de la peor legislatura en la historia parlamentaria de Quintana Roo, después de seis años de hegemonía arcilista. Papel triste de sus integrantes, salvo raras excepciones.
Esperemos que en el caso de la Comisión de Derechos Humanos prevalezca una chispa de cordura. Usted tiene la última palabra. Chetumal, 180222.